Hoy es el 25º aniversario de la caída del muro de Berlín que supuso el inicio de la reunificación alemana. Tras la división de Alemania, Berlín se convierte en el punto donde la Guerra Fría era más evidente, por una fuerte diferencia ideológica y política. En el Oeste había resurgido el modernismo de la República de Weimar como modelo arquitectónico y en el Este reinaba el lenguaje monumental tradicionalista.
El 13 de agosto 1961, la República Democrática Alemana (RDA) acentúa las fronteras con la construcción del denominado «Muro de Protección Antifascista» o «Muro de la Vergüenza» para la República Federal Alemana (RFA). El muro se prolongaba a lo largo de 43 kilómetros dentro de la ciudad de Berlín. Con una altura promedio de 3 metros, constaba de dos muros de hormigón separados por la denominada «franja de la muerte» donde se encontraban las 186 torres de vigilancia, los 31 puestos de control y en el centro un camino iluminado con barreras antivehículos y alambradas.
Todo termina con la caída del muro el 9 de noviembre de 1989, comenzando para Berlín una nueva era y convirtiéndose así en uno de los mayores centros de arquitectura contemporánea. Tras su caída, los restos del muro que todavía quedan en pie, se han convertido en un lienzo para artistas que gritan unión, paz y libertad entre los pueblos: el East Side Gallery; y en un monumento para no olvidar nunca el horror que supuso esta frontera: El memorial del muro de Berlín.
En memoria a las 270 personas que murieron intentando encontrar la libertad.
Texto.- Branly Ernesto Pérez y Merixtell Sierra Silvestre.
