
El proyecto desarrollado por Mónica Alberola se articula en torno a dos estrategias principales: la eliminación de los impactos negativos de los edificios existentes, resuelta mediante una envolvente con un ritmo continuo que estructura el conjunto y genera una transición fluida entre lo nuevo y lo preexistente, con la luz como elemento central; y la creación de nuevos espacios que ofrezcan una imagen unitaria y representativa, al tiempo que favorecen el encuentro entre investigación y docencia. Esto se logra a través de elementos articuladores y de unión, accesibles y perfectamente integrados en el terreno.
La ampliación y reforma de la Escuela Nacional de Sanidad se ha llevado a cabo con un coste reducido, gracias a la combinación de una construcción eficiente, instalaciones sostenibles y una cuidada atención a los espacios y atmósferas generadas, sin comprometer la calidad del resultado. Además, se han reforzado los accesos y pasillos y, con el objetivo de ofrecer condiciones óptimas para el desarrollo de distintas actividades y fomentar el uso espontáneo, se han vinculado los espacios interiores de estudio y descanso con el exterior, favoreciendo así la integración del conjunto con el entorno y la comodidad de los visitantes.

Ampliación y Reforma de la Escuela Nacional de Sanidad por Mónica Alberola. Fotografía por Aberto Amores.
Descripción del proyecto por Mónica Alberola
En 2019, el Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Ciencia, Inovación y Tecnología, convocó un concurso para la ampliación y reforma de los pabellones 7 y 8 del Campus, que albergan la Biblioteca Central y la Escuela Nacional de Sanidad.
El estado inicial de estos pabellones era muy deficiente, resultado de una acumulación heterogénea de espacios y volúmenes que dificultaban el desarrollo adecuado de las actividades de la ENS y su conexión con la Biblioteca. Además, el conjunto no respondía a las nuevas exigencias en términos de eficiencia energética, confort y sostenibilidad.
El proyecto parte por un lado, de reorganizar el programa existente y, por otro, el incorporar nuevos usos que dinamizaran el Campus, favoreciendo el intercambio entre investigadores y promoviendo actividades conjuntas que generaran sinergias en el ámbito de la salud. El objetivo era recuperar el protagonismo de la institución y fortalecer su identidad.

La intervención se articuló en dos estrategias principales: en primer lugar, la eliminación de los impactos negativos en los edificios existentes, y en segundo, la creación de nuevos espacios que ofrecieran una imagen unitaria y representativa del conjunto, al tiempo que propiciaran el encuentro entre la investigación y la docencia.
Los volúmenes de nueva construcción se adaptan tanto al terreno como a las edificaciones preexistentes. En este sentido, los nuevos programas—Atrio, Cafetería general del Campus y Auditorio—no solo dotan de carácter al conjunto, sino que también funcionan como elementos articuladores, unificando la intervención y mejorando su cohesión formal y funcional. Un aspecto clave del proyecto fue garantizar la accesibilidad total, resolviendo los distintos niveles tanto en el interior como en el exterior del complejo.
Un gran atrio o zaguán recorre longitudinalmente el espacio entre los pabellones y se convierte en el principal elemento organizador del conjunto. Se trata de un espacio de gran altura, estructurado por una envolvente de ritmo continuo que, además de resolver la transición entre lo nuevo y lo preexistente, filtra la luz natural y genera una atmósfera interior singular. El antiguo espacio entre las medianeras de la Biblioteca y la Escuela se transforma ahora en un ámbito permeable, capaz de conectar todo el programa y consolidar la imagen unitaria de la intervención.

El Auditorio constituye una de las intervenciones más significativas del proyecto, tanto por su dimensión como por su condición de volumen de nueva incorporación. Su acceso se organiza desde el gran zaguán en dos alturas, mientras que su interior, concebido como una caja sobria y representativa, responde a exigencias acústicas y funcionales, incluyendo la integración de cabinas de traducción.
La Cafetería, situada en el extremo oriental del atrio, se desarrolla en dos niveles, favoreciendo la relación entre recorridos y accesos exteriores, al tiempo que se apropia del jardín anexo, inexistente hasta el momento.
Asimismo, se han reformado completamente los vestíbulos de acceso a los despachos docentes al sur y a la Biblioteca al oeste, con el objetivo de ofrecer condiciones óptimas para el desarrollo de distintas actividades y fomentar el uso espontáneo de estos espacios dentro de la dinámica académica.

La reorganización del conjunto también ha requerido intervenciones en su entorno inmediato. Un jardín de geometría orgánica envuelve la intervención, ordenando los taludes y permitiendo recorridos accesibles. Su diseño favorece una aproximación amable al edificio, funcionando como un catalizador entre lo construido y el paisaje natural, además de completar la senda botánica del Campus.
Cabe destacar que esta renovación integral se ha llevado a cabo con un coste reducido, sin comprometer la calidad del resultado. La combinación de una construcción eficiente, instalaciones sostenibles y una cuidadosa atención a los espacios y atmósferas generadas garantiza no solo el adecuado funcionamiento del conjunto, sino también el crecimiento y la visibilidad de esta institución de referencia.