El arquitecto inició su carrera en Australia trabajando con el Premio Pritzker, Glenn Murcutt. Al igual que el galardonado arquitecto, Gabriel Montañés cree que “no se puede intentar hacer una arquitectura amigable con el entorno si no la conoces, la interpretas y la amas antes de cualquier acción arquitectónica” y actúas para representar esta correlación en su obra. No cree en la sostenibilidad como tal y prefiere abogar por la humanización de la arquitectura.
Gabriel Montañés y su equipo trabajan principalmente en Menorca, su isla natal, diseñando obras que destacan por su iluminación y ventilación natural, y por su integración en el entorno. A sus clientes, les piden desde el principio, amar y respetar Menorca y estar abiertos a sorprender y ser partícipes de la ilusión que conlleva un proyecto.
Gabriel Montañés y su equipo trabajan principalmente en Menorca, su isla natal, diseñando obras que destacan por su iluminación y ventilación natural, y por su integración en el entorno. A sus clientes, les piden desde el principio, amar y respetar Menorca y estar abiertos a sorprender y ser partícipes de la ilusión que conlleva un proyecto.
Arquitectura. Empecé a cultivarla en Barcelona, luego en Ámsterdam y en Ghana y más tarde en Australia, donde tuve la suerte de coincidir con el que se ha convertido en mi gran referente: Glenn Murcutt. De él aprendí mucho, muchísimo, pero sobre todo aprendí que debía intentar hacer arquitectura sin grandes pretensiones, quizás ordinaria, pero debía hacerlo lo mejor posible. Con todo mi esfuerzo.
Una ofcina compuesta por otras tres arquitectas: Esther Todo, Aina Oliver, laura cañas.
