La Casa de las Colinas Azules por La SHED Architecture

Descripción del projecto por los arquitectos

Escondida dentro de las boscosas colinas del pequeño municipio de Morin-Heights, la Casa de las Colinas azules es un refugio para una familia que elige abandonar el ambiente urbano por uno más natural. El proyecto consiste en una vivienda unifamiliar de 2300 m2 con un garaje adyacente. Colocada sobre una inclinada pendiente, la vivienda se desliza elegantemente entre los árboles y es difícilmente visible desde la calle. Para los deseos de los ocupantes y de los arquitectos, la casa tiene una relacción dual con el entorno; desde fuera se encuentra camuflada y resulta tan discreta como se puede. Desde dentro, la casa está completamente abierta a este entorno próximo, y sus habitantes están en contacto con el escenario que se encuentra en constante evolución. En ambos casos, la casa cede el paso a la magnificencia del Laurentians.

Con el fin de afrontar este doble reto una serie de trucos son usados durante la concepción del proyecto.

El muro exterior, enteramente cubierto con paneles de cedro en vertical, envejecerá progresivamente con los años, emulando el color de las cortezas de los árboles. Algunas secciones de estos muros están cubiertas con listones de madera, por tanto crean un sutil relieve en las fachadas que interactúa con el ritmo vertical del bosque cercano. En la cubierta, una cama de guijarros arroja color que puede ser visto desde las zonas cercanas; por lo tanto, la estructura se vuelve difícil de disntingir del entorno cuando se observa desde la parte alta de la colina.

El hecho de que sea un projecto de vivienda unifamiliar permite a la casa mantener una mínima altura, y por tanto reduce la huella en el entorno. Siempre prestando cuidadosa atención para preservar tanta flora como sea posible. Como resultado, la capa lineal y ajustada del edificio lo permite escurrirse entre el entorno existente mientras disminuye el número de alteraciones necesarias, y también permite llegar a una mínima diferencia de altura entre la fachada frontal y la trasera.

La implementación de la estructura permite a cada espacio interior tener una conexión visual directa con la vegetación presente, y por tanto se concibe como una extensión del pavimento interior de la casa. Esto permite una interacción máxima con el exterior, mientras optimiza la penetración y propagación de luz natural dentro de la estructura principal de la vivienda.

Son colocadas aperturas en la fachada principal del edificio dentro de una serie de huecos, pemitiendo a los habitantes abrir ventanas incluso con tiempo lluvioso. Además para servir como protección de las inclemencias meteorológicas, estos huecos participan en la definición de una zona de transicción entre el interior y el exterior, un umbral permeable donde los muros interiores blancos actúan como extensión de los muros y techos. Es más, estos huecos bloquean la luz directa del Sol en el verano lo que protege del sobrecalentamiento mientras deja pasar la luz baja de invierno que contribuye al calentamiento interior. Este principio funciona maravillosamente con el suelo de hormigón visto que actúa como acumulador térmico.

Para acceder a la vivienda el habitante tiene que pasar a través de uno de los huecos colocado en el centro de la fachada norte. El diseño localiza los espacios comunes en el centro de la estructura y los espacios privados en las extremidades. Una vez pasado el vestíbulo los espacios estanciales están agrupados en un único punto; la cocina, que consta de dos grandes islas, separa el salón del comedor. En el corazón del proyecto, la isla contribuye a hacer de la cocina un espacio funcional y más agradable. La isla adyacente al salón contiene un mostrador para la comida, mientras que la otra isla está compuesta por una librería. Estas dos piezas de mobiliario por tanto actúan como un espacio que repite las funciones de sus zonas adyacentes. Grandes aperturas colocadas hacia cada uno de los espacios comunes están equipadas con puertas correderas de suelo a techo que permiten incluso una relacción más íntima con la naturaleza. La chimenea y el mobiliario están integrados entre los huecos y dentro de las particiones con el fin de limpiar el área central y participar con la estética minimalista de la vivienda.

Los espacios de servicio están colocados entre el área central y los dormitorios para crear una transicción gradual ente espacios públicos y privados. Por tanto, los baños, cuartos y espacios de almacenamiento filtran y absorven los ruidos.

Los materiales que encontramos en la casa evocan el ambiente cercano. Utilizando materiales auténticos y naturales como la madera en los muros, el mármol que envuelve los baños o incluso el hormigón pulido en los suelos aseguramos que la casa se mantendrá en buenas condiciones durante un largo tiempo. La madera de las paredes fue pintada en blanco con el propósito de crear áreas más luminosas, mientras que se preserva su textura natural. Esto ayuda a crear una cálida y reconfortante atmósfera de bienvenida que era algo muy codiciado por los propietarios. La blancura de los espacios interiores crea un lienzo que ambia de color con el entorno según las estaciones, y permite a los ocupantes experimentar un constante cambio en el ambiente en el que viven. La atmósfera creada por la sobria amalgama de materiales y texturas proporciona a la casa un carácter únicamente típico de la Laurentian.

El porche, esencialmente una extensión del salón, permite a los habitantes disfrutar del espacio exterior durante los tiempos de difíciles condiciones, especialmente debidos al severo tiempo y los numerosos insectos presentes en el lugar. Localizado en la fachada frontal, este espacio emula la tipología de este área de viviendas las cuales se adornan con espaciosos porches y galerías.

La Casa de las Colinas azules, a través de su refinamiento y simplicidad, permite una armoniosa coexistencia entre el hombre y la naturaleza. Estableciendo un confortable y relajado ambiente lumínico vivir en esta casa es similar a una vacaciones perpetuas.