Autor:
"Leiter"
Image
Saul Leiter nació en 1923 en Pittsburg, hijo de un rabino judío ortodoxo, estaba destinado a seguir el camino de su padre. Pero a los 23 años se mudó a Nueva York con la intención de convertirse en artista. Allí trabó amistad con el pintor expresionista abstracto Richard Pousette-Dart, que experimentaba con el lenguaje fotográfico, y con el maestro de la “Concerned Photography” (fotografía comprometida) W. Eugene Smith. A través del contacto con ese mundo artístico cercano a la fotografía y gracias a que su madre la había regalado una cámara cuando era adolescente, reconoció el potencial creativo de la fotografía y lo adoptó como parte de su lenguaje pictórico.
La práctica de pintura y fotografía de Leiter a lo largo de su carrera se puede seguir a través de sus imágenes en blanco negro y en color. La dinámica entre estos dos medios tuvo un impacto en su mirada artística, creando un nuevo ritmo visual. Su lenguaje fotográfico típico es el de la abstracción: comprime la dinámica espacial, obstruye las líneas de visión y renuncia a una perspectiva centrada. La sensibilidad pictórica de Leiter es visible en los contrastes suaves y desaturados inherentes a sus fotografías. Además, su uso del reflejo hace que sus composiciones se vuelvan más rotas, más enredadas. Aquí es donde él claramente se distingue de otros “Street Photographers” (fotógrafos de calle) de la Escuela de Nueva York como William Klein o Robert Frank.
En la década de los 50 comenzó a trabajar con el color convirtiéndose en uno de los fotógrafos pioneros en emplearlo. Aplicaba al color una cualidad pictórica y conseguía una sinfonía policromada que mezclaba el brillo de los neones, los halos de las farolas y las manchas doradas de los taxis de Nueva York, y convertía la ciudad en un paisaje contemplativo, íntimo y casi abstracto.
Leiter combinó la fotografía y la pintura toda su vida, y continuó pintando diariamente hasta su muerte en noviembre de 2013 a los 89 años. Pero la cámara se convirtió en el medio a través del cual logró capturar e interpretar la vida de la ciudad de Nueva York en composiciones de varias capas, así como en escenas íntimas, como nadie lo había hecho antes.
La práctica de pintura y fotografía de Leiter a lo largo de su carrera se puede seguir a través de sus imágenes en blanco negro y en color. La dinámica entre estos dos medios tuvo un impacto en su mirada artística, creando un nuevo ritmo visual. Su lenguaje fotográfico típico es el de la abstracción: comprime la dinámica espacial, obstruye las líneas de visión y renuncia a una perspectiva centrada. La sensibilidad pictórica de Leiter es visible en los contrastes suaves y desaturados inherentes a sus fotografías. Además, su uso del reflejo hace que sus composiciones se vuelvan más rotas, más enredadas. Aquí es donde él claramente se distingue de otros “Street Photographers” (fotógrafos de calle) de la Escuela de Nueva York como William Klein o Robert Frank.
En la década de los 50 comenzó a trabajar con el color convirtiéndose en uno de los fotógrafos pioneros en emplearlo. Aplicaba al color una cualidad pictórica y conseguía una sinfonía policromada que mezclaba el brillo de los neones, los halos de las farolas y las manchas doradas de los taxis de Nueva York, y convertía la ciudad en un paisaje contemplativo, íntimo y casi abstracto.
Leiter combinó la fotografía y la pintura toda su vida, y continuó pintando diariamente hasta su muerte en noviembre de 2013 a los 89 años. Pero la cámara se convirtió en el medio a través del cual logró capturar e interpretar la vida de la ciudad de Nueva York en composiciones de varias capas, así como en escenas íntimas, como nadie lo había hecho antes.