El complejo escolar Simone Veil, planteado por Le Penhuel et Associés y galardonado con el Premio Équerre d'argent 2025, es un ejemplo de compromiso con el medio ambiente. Para su ejecución, la cuidadosa elección de materiales junto con la implementación de estrategias pasivas de diseño, apuntan a minimizar el impacto de la huella de carbono y a reducir el consumo de energía, tanto en su fase de obra como durante su posterior vida últil. Complementariamente, una serie de patios que se ubican alternadamente en las zonas comunes inundan los interiores de luz natural a la vez que garantizan el ingreso de aire fresco.
Programáticamente, el proyecto se compone de ocho aulas, un salón de usos múltiples, un comedor escolar y un área administrativa. En el corazón de la propuesta, el vestíbulo principal es el encargado de articular estratégicamente los diferentes espacios habitables del edificio. Concebido como un espacio de aprendizaje e intercambio, el complejo escolar Simone Veil se ofrece como un condensador de actividades polivalentes que promueve el encuentro y la convivencia de alumnos y preescolares.

Complejo escolar Simone Veil por Gaëtan Le Penhuel et Associés. Fotografía por Vladimir de Mollerat du Jeu.
Descripción del proyecto por Le Penhuel et Associés
Ubicado en una tranquila zona de viviendas unifamiliares al sur del municipio, el colegio Simone Veil cuenta con ocho aulas, un salón de usos múltiples, un comedor escolar, un área administrativa y un apartamento para el tutor. En su azotea, se comparte un campo de juego con las asociaciones de vecinos.
La propuesta municipal pretendía sustituir el concepto tradicional de «centro de ocio», que acogía a los niños fuera del horario escolar, por aulas ampliadas y zonas comunes. Como resultado, todas las áreas escolares se comparten ahora entre alumnos y preescolares. El objetivo era mantener la misma superficie, creando a la vez unas instalaciones más espaciosas, cómodas y modulares.
Áreas comunes habitables
El vestíbulo del colegio ocupa el corazón del centro. Orientado de norte a sur, da servicio a todo el centro hasta el patio de recreo. Más que una simple zona pública, se concibió como un auténtico espacio de convivencia, propicio para todo tipo de aprendizaje e intercambio. Tres nichos, con una organización variada, aumentan las posibilidades de apropiación y fomentan y facilitan métodos de aprendizaje diversificados.
La calle de las aulas atraviesa todo el centro de este a oeste, formando otro eje que estructura la escuela. Dividido en dos por el área de juegos interior, cada parte del eje se complementa con cuatro aulas y patios. Hay un vestíbulo/guardarropa en la entrada de cada aula y puestos de juego, que pueden utilizarse con fines pedagógicos o lúdicos.
En la intersección de los dos ejes que estructuran la escuela, una amplia área de juegos interior sirve como el verdadero centro del centro, ampliando así las posibilidades de uso. Este espacio multiusos puede utilizarse por la mañana y por la tarde para recibir a los niños de preescolar, además de las salas multiusos y las salas de motricidad. En caso de lluvia intensa, complementa el patio exterior y también alberga exposiciones y espectáculos.
Aulas polivalentes
Las aulas con doble orientación se benefician de múltiples fuentes de luz natural y una excelente ventilación. Su ubicación entre los patios al norte y el patio de la escuela al sur garantiza diferentes ambientes en una misma aula. Al norte, con la luz que entra a raudales desde el patio, un espacio compartido de madera entre dos clases crea una zona tranquila y apacible. Al sur, la mayor parte de las clases, con vistas directas al patio, es más colectiva. Cada aula también cuenta con una zona de juegos privada con vistas al patio común.
Esta zona de sombra mejora la comunicación entre el interior y el exterior, convirtiéndose en una auténtica extensión de las aulas. El patio, situado al sur y a la sombra de una hilera de árboles, es compartido entre las clases de infantil y primaria. Un auténtico entorno verde, es el marco ideal para descubrir la naturaleza y disfrutar del juego al aire libre. Un espacio dedicado a la biodiversidad, ubicado en la cubierta, completa los espacios exteriores disponibles. Incluye jardineras para el cultivo de hortalizas y amplias mesas de picnic, lo que favorece las actividades didácticas relacionadas con la naturaleza. Por último, el campo de juego también será accesible durante los periodos de recreo, fomentando así la práctica de actividades físicas.
Respeto al medio ambiente
Por definición, un edificio escolar debe hacer visible su compromiso con el medio ambiente. Este principio se ha aplicado al proyecto tanto en la elección de los materiales como en el funcionamiento del edificio. Las fachadas portantes de piedra de la escuela provienen de la cantera de Bonneuil-en-Valois, ubicada a menos de 60 km de la obra. Su espesor garantiza la inercia térmica del edificio, a la vez que realza el valor de los volúmenes esculpidos de las instalaciones. Entre las aulas, se añaden ladrillos de barro a la estructura de madera, lo que aumenta la visibilidad de los materiales naturales y de origen biológico en la construcción del edificio.
Los patios embellecen y realzan las zonas comunes, de modo que todos los espacios del proyecto se benefician de una excelente iluminación natural, aire fresco y una humedad agradable. Su ubicación ventila naturalmente todas las áreas diseñadas para niños, así como las zonas comunes, que se convierten así en auténticos espacios habitados y de aprendizaje. La cubierta del área deportiva está equipada con paneles fotovoltaicos que producen más energía de la que consume el edificio. El resto de la cubierta está cubierta con vegetación, lo que mejora el rendimiento térmico y la retención total del agua de lluvia, a la vez que ofrece a los habitantes del barrio unas vistas atractivas.