El único resto del barrio postindustrial (una suerte de Soho en la década de 1990) es el llamado Batcave. Una antigua estación transformadora de Brooklyn construida en 1904, que fue desmantelada en la década de 1950 y que se convirtió en un punk squat décadas más tarde, al ser el centro de fiestas de baile raucous y graffiti desplegado prácticamente por todos los centimetros de sus superficies. En la primera década del siglo XXI siguio siendo hogar de ocupantes ilegales, lugar para fiestas de baile improvisadas, y zona de exposición de arte callejero no oficial.
El filántropo Joshua Rechnitz fundador de Powerhouse Environmental Arts Foundation, adquirió la propiedad por 7 millones de dólares en 2012. Originalmente planeó convertirlo en estudios sin embargo cambió y descubrió que lo mejor para la comunidad local era un espacio de fabricación y arte.
En 2016, esta organización sin animo de lucro Powerhouse Environmental Arts Foundation propuso un renacimiento y encargó a Herzog & de Meuron, la firma de arquitectura suiza, que reimaginara la antigua planta de energía de carbón de 113 años de antigüedad y creara instalaciones para la fabricación de madera, metal, cerámica, textiles y grabado. Los elementos centrales del diseño incluyen la renovación de la actual sala de turbinas y la reconstrucción de la casa de calderas. Sus espacios interiores permitirán configuraciones de talleres flexibles.
Los arquitectos reconstruirán la casa de la caldera, que fue demolida en los años 50. El nuevo edificio de seis pisos (a la izquierda de la visualización) no hace referencia al techo original y sus chimeneas, sino más bien es un rectángulo neutro.
"Siempre es una pendiente muy resbaladiza lo mucho que dejas que el edificio original influya en tus diseños", comenta Ascan Mergenthaler, socio senior de Herzog & de Meuron, quien supervisa el proyecto. "Sólo tomamos las cosas que tienen sentido para las operaciones de hoy y eliminamos el resto".
La otra tarea principal del proyecto es la renovación de la actual Turbine Hall. Aunque requiere trabajo estructural, su graffiti será preservado y sus cerca de 8 metros de techo abierto será acristalados para servir como sala principal / espacio de exposición.
El proyecto no es un nuevo modelo para los arquitectos; La Tate Modern, que transformó la antigua central eléctrica Bankside de Londres en uno de los museos de arte más famosos del mundo y también en otras centrales como el Caixa Forum de Madrid.
Se espera que las obras arranquen este año con una terminación prevista para el 2020.