
El conjunto de cuatro viviendas propuesto por Estudio Curtidores comparte un programa similar, diferenciándose por la composición y organización de sus espacios y usos. Para conseguir diversidad espacial sin perder la coherencia compositiva del conjunto, los patios se convierten en los protagonistas que articulan y en torno a los cuales orbitan las estancias y espacios de las dos viviendas en planta baja, que dan sentido a la organización y los recorridos en las plantas superiores de las dos viviendas.
La construcción del edificio y los materiales empleados utilizan técnicas tradicionales para reducir la huella de carbono y, estilísticamente, se enfocan en dotar a la vivienda de una imagen característica que le da identidad propia. Se emplea un sistema de construcción de muros tramados que facilita la captación de energía y cuya organización permite canalizar el agua para poder emplearla en diversos ámbitos del hogar. El color de las fachadas se utiliza como un filtro que separa el ajetreo exterior de la serenidad que evocan los interiores blancos.

Cuatro viviendas junto a la Desembocadura por Estudio Curtidores. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Estudio Curtidores
El proyecto trataba de trasladar la identidad de la cultura andaluza. No como una meta nuestra sino como un deseo de la propiedad. Poder construir cuatro viviendas, para: alquilar, disfrutar, compartir en San Lúcar de Barrameda y delante del coto de Doñana, para inquilinos, amigos o familiares. Así que el ejercicio pasa por una reflexión patrimonial, y poco a poco abstraer tres o cuatro elementos característicos de nuestro buen vivir y trabajar con ellos componiéndolos de una forma contemporánea. El patio, el corredor, la luz, la sombra, el arco, el agua, la tierra, el coto... empiezan a ser nuestros materiales de proyecto.

Cuatro viviendas a escasos metros de la desembocadura con el mismo programa pero con ubicaciones diferentes, dos de tierra y dos de horizonte. El vacío del patio como gran protagonista, ya sea para habitarlo en las dos viviendas de planta baja o para formalizar recorridos en las dos altas. Dibujado no como objeto sino como posibilitador de múltiples recorridos y así múltiples formas de conocer y habitar la casa. Porches y pérgolas con su propia identidad y como filtro para llegar a ellos. Galerías con arcos para desdibujar o para posicionarse de una manera discreta en la calle y con la ilusión por trabajar con un elemento tan noble y tan presente en nuestro imaginario.
El uso del color como filtro entre el ruido de la calle y la pureza del interior blanco. Los materiales, de la tierra como forma de colaborar al descanso y el uso del sol y del agua, ya sea captando energía, consiguiendo que las viviendas sean autosuficientes, como posibilitando la canalización del agua del nivel freático con salida natural, procurando que pase antes por piscinas y riegos.

Y principalmente la desembocadura del rio y el encuentro con el mar: serenidad, fuerza y energía. Supone la verdadera reflexión y el alma del proyecto, es ese momento en que hay pasar de la arquitectura a otras disciplinas del mundo del arte y que nos cuenten otros. Queda abierto el aprendizaje...