A través de una ocupación reducida de la parcela, la vivienda realizada por Arkosis busca alterar mínimamente la topografía del terreno. Para su ejecución, se optó por la incorporación de materiales locales y de bajo costo, como la madera, la chapa, la piedra y los escombros. Como resultado, la casa de materiales renovables adopta una actitud conciliadora con el entorno construido, liberando el borde e incorporando visualmente las construcciones vecinas.
Una serie de patios intercalados genera las condiciones necesarias para la integración de la vegetación. En el interior, la vivienda responde oportunamente al estilo de vida activo que lleva su dueño: la organización programática en diferentes niveles estimula el ejercicio físico y responde a la manera original en la que se circulaba por el terreno. Reduciendo al máximo las divisiones rígidas, el proyecto se presenta como una sucesión de espacios ampliamente comunicados y de usos variables.

Casa en Mercedes por Arkosis. Fotografía por Roberto D'Ambrosio Suárez.
Descripción del proyecto por Arkosis
Casa en Mercedes se inserta en un barrio donde que lleva unos 30 años urbanizándose intensamente de manera horizontal y con un endurecimiento de los bordes entre los ámbitos privado y público como resultado de la consolidación de diferenciaciones entre barrios cercanos. Se cuestiona la noción de valor de la propiedad privada en términos únicamente de su potencial de ser construida, lo que lleva a considerar como un despilfarro que permanezca vacía. Las municipalidades dedican más esfuerzo a regular las propiedades vacías en tanto las consideran problemáticas, por lo que las intervenciones materiales están como mínimo en función de ejercer control, reclamar la inversión y defenderse del ámbito público, generando más segregación.
El lote del encargo ha permanecido vacío durante este tiempo y ha preservado espacio abierto, un remanente de la topografía antes de ser alterada permanentemente por las construcciones y vegetación secundaria que lo ha tomado, «uno de esos lugares utópicos donde las ideas normativas sobre la propiedad privada son cuestionadas», según la artista Lara Almarcegui. También fue fuertemente marcado por las construcciones vecinas, no solo visualmente sino con invasiones a nivel de superficie y subterráneas.
La casa intenta mantener ese estado de «disidencia» en suspensión en el tiempo por medio de una huella reducida que permite que se siga reconociendo el lote, la poca alteración de la topografía y la incorporación de materiales cercanos, económicos, renovables e inagotables (principalmente madera, lata corrugada, piedra y escombros) para hacer una construcción con una actitud conciliadora que se retira de los bordes pero que a la vez incorpora visualmente las construcciones vecinas.
La configuración de la casa genera patios donde crecerán árboles que serán visibles desde la calle, se delimitan los bordes laterales con paredes que aportan inercia térmica y captura de carbono pero que son permeables al agua aire, animales pequeños y plantas; se construyen zócalos con muros ciclópeos de piedra y escombros de construcciones cercanas, sobre esto se monta un entramado de madera y una cubierta que replica la pendiente de la topografía original y que conduce el aire de manera ascendente desde la vía pública hasta los espacios más profundos de la casa. Los materiales se articulan de maneras elementales, como con apilamientos y uniones simples y se preservan con métodos ambientalmente responsables, por ejemplo, la madera se flamea y se protege con aceites naturales.
Se contribuye con la manera de habitar intensa de su dueño, que vive, trabaja y entrena en casa. El acomodo en varios niveles promueve el ejercicio físico, mantener la manera en que se circulaba por el terreno y crear un balance entre privacidad y permeabilidad —no hay ninguna división sólida entre la calle y los dormitorios—, todos los espacios están comunicados visualmente entre sí y algunos tienen usos intercambiables.s