¡Tierra a la vista! Un paisaje de formas encontradas es la primera muestra. Se inaugura el jueves 4 de febrero con el elemento Tierra como protagonista. Está comisariada por David Barro con seis artistas (Gabriela Albergaria, Ricardo Calero, Menchu Lamas, Verónica Moar, Inês Teles y Françoise Vanneraud).
«Se trata de una exposición que nos habla de descubrimientos a partir de la obra de artistas capaces de configurar sus propios paisajes a partir de formas encontradas», explica su comisario.
Impulsar la presencia internacional de los artistas españoles y dar a conocer en nuestro mercado lo último del arte latinoamericano fue el punto de partida que les unió. Así nacía la galería hace casi una década. El proyecto reunía a dos conocidos profesionales de la escena nacional. Juntos, en 2021 cumplen 50 años de galerismo (30 más 20).
Estamos acostumbrados a que haya bancos centenarios que unen sus iniciales para fortalecerse, también despachos de abogados con nombres que son como un listín telefónico. El mercado del arte, el de las galerías, apenas conoce las fusiones. El caso de Ponce + Robles es una excepción, al menos en nuestro entorno. Tal vez fueron unos adelantados, ahora que el mercado norteamericano ve en estas alianzas la salvación de las galerías para ganar músculo en un mercado cada vez más global.
«A principios de la pasada década, nos dimos cuenta de los cambios que se estaban produciendo en el sector de las galerías. Los coleccionistas españoles ya no se limitaban solo a comprar las obras que se les ofrecían en el contexto local, sino que estaban cada vez más presentes en mercados internacionales. Así que había que estar presentes en esos mercados y la manera de hacerlo era siendo más fuertes. El sistema de galerías unipersonales estaba siendo sustituido por equipos de trabajo y pensamos que, juntos, podíamos llegar más lejos. El tiempo nos ha dado la razón».
Raquel Ponce cofundadora, junto a José Robles, de la galería madrileña Ponce + Robles.
Ella, Raquel Ponce (Madrid, 1971), había empezado joven su carrera de galerista. Mientras estudiaba Historia del Arte, abrió un pequeño espacio expositivo en 1991. El ADN del arte le venía de familia, los Ponce son unos de los grandes fundidores a nivel internacional. En sus espacios –primero en el Hotel Palace de Madrid, luego en el Barrio de Salamanca y, por último, en el Barrio de las Letras– se mostraron los grandes nombres de la escultura del siglo XX del arte español. Hablamos de Pablo Serrano, Rafael Canogar, Gerardo Rueda...
Él, José Robles (Madrid, 1963), en cambio, empezó a trabajar con artistas emergentes. Licenciado en Derecho y con un Máster en Administración de Empresas como formación, se había hecho un hueco en el mundo del comercio internacional. En 2001, decidió que su pasión, el arte, sería su nueva profesión. Un ejemplo de su buen ojo fue el fichaje de artistas como Maíllo o Raúl Díaz Reyes, ambos con presencia en importantes colecciones y con los que aún hoy continúan trabajando.
Madrid – Nueva York pasando por Lima
Lo que empezó como una relación de amistad entre ambos, se ha convertido en uno de los proyectos galerísticos más sólidos del panorama nacional. Desde el principio, Ponce + Robles aprovechó su vinculación cultural y emocional con Latinoamérica. Esto les permitió crear una cartera de artistas españoles y latinoamericanos y afianzarse en mercados como México, Perú o Brasil. Aparte de ARCOmadrid, su presencia es habitual en las ferias de Lima, Ciudad de México o Miami y, próximamente, en Nueva York. Así han conseguido grandes logros como que el Museo del Barrio, en Manhattan, les haya propuesto desarrollar una colaboración con su artista Karina Skvirsky, que la Whitney Collection les haya adquirido obra o que un joven artista español como Maíllo consiga una exposición individual en el ICPNA de Lima y esté presente en las principales colecciones del país andino.
«Antes de iniciar nuestro proyecto conjunto hicimos un análisis de la situación del mercado del arte en España y de la estrategia que queríamos seguir», explica José. «Buscábamos los puntos fuertes que podía tener una galería en un entorno como el español, que había perdido mucha fuerza y se había convertido en ‘periférico’ respecto al dominio del anglosajón».
Raquel añade, «estamos rodeados de contextos mucho más potentes (como lo son los mercados europeos), con un interés y un coleccionismo público y privado muy por encima del nuestro. Así detectamos un punto fuerte sobre el que podíamos trabajar: la vinculación con Latinoamérica. De este modo, empezamos a confeccionar una cartera de artistas representados –entre españoles y latinoamericanos– y a tender lazos con países latinos pero, también con Miami que es, a su vez, el puente entre lo hispano y lo anglosajón».
Raquel añade, «estamos rodeados de contextos mucho más potentes (como lo son los mercados europeos), con un interés y un coleccionismo público y privado muy por encima del nuestro. Así detectamos un punto fuerte sobre el que podíamos trabajar: la vinculación con Latinoamérica. De este modo, empezamos a confeccionar una cartera de artistas representados –entre españoles y latinoamericanos– y a tender lazos con países latinos pero, también con Miami que es, a su vez, el puente entre lo hispano y lo anglosajón».
Actualmente, casi la mitad de los artistas de Ponce + Robles viene del continente americano. Su último fichaje es la madrileña Ana Esmith, Miss Beige, cuya participación sumarán a las ferias y eventos en los que participará la galería, en paralelo a la programación anual del proyecto 50 AÑOS (30 más 20).
Galerista. ¿Profesión de riesgo?
«Nos consideramos corredores de fondo. Estamos centrados en los objetivos a conseguir en el futuro. Situaciones que nos afectarán y que supondrán cambios son, por ejemplo, la incidencia de la pandemia en los movimientos de personas en el futuro, cuándo desaparecerá el miedo a viajar... Como consecuencia también habrá que ver cómo se reajusta el sistema actual de ferias –cuestionado por su saturación en los últimos tiempos– y cómo influye todo esto en la expansión exponencial de las macrogalerías», vaticina José Robles.
Las galerías de arte se han tenido que adaptar a lo largo de la historia. «Y tendrán que seguir haciéndolo», sentencia Raquel Ponce. «El espacio galerístico tiene que ser algo más que un muestrario donde se presentan los nuevos trabajos de los artistas. Eso ya se puede ver en las ferias y, por supuesto, en Internet. La galería tiene que ser un punto de encuentro donde lo que se ofrezca sean experiencias, que es algo que no se puede encontrar en internet. Por esta razón apostamos por desarrollar proyectos más que por una acumulación de exposiciones individuales».
Todo empieza investigando. «Primero estudiamos el trabajo del artista. Nos tiene que gustar y emocionar (a veces es más una cuestión de estómago y corazón que de cabeza). Después analizamos si ese trabajo encaja en la línea de la galería y si complementa el del resto de artistas. Pero la pregunta clave es ‘¿qué podemos hacer por este artista y por su carrera, tanto en venta como en promoción?’», explican desde Ponce + Robles.
¿Digital o presencial?
El campo de batalla del mundo del arte trasciende hoy el espacio de las galerías o las ferias y se ha trasladado también al mundo digital. «Internet nos ha ayudado a difundir nuestro trabajo y a estar en contacto con todos los agentes del sector. Pero, de momento, la tecnología no puede sustituir a la experiencia del contacto físico directo con los artistas y con las obras de arte. Es ahí donde el espacio galerístico sigue siendo imprescindible. Esto nos ha llevado a dar un paso más. Decidimos no hacer más catálogos de exposiciones y pusimos en marcha una colección de publicaciones en papel que dejaran rastro del trabajo que se desarrollaba en la galería. Comenzamos con Geometría sagrada, una recopilación de las obras más recientes de la artista Karina Skvirsky. En 2021, coincidiendo con nuestros 50 AÑOS (30 más 20), lanzaremos un nuevo volumen de la colección».
2021. Cuatro comisarios, cuatro exposiciones, cuatro elementos
Coincidiendo con sus 50 AÑOS (30 más 20) la galería Ponce + Robles ha preparando un programa único, que se extenderá a lo largo del año y que constará de cuatro exposiciones. Cada muestra girará en torno a uno de los cuatro elementos de la naturaleza (Tierra, Fuego, Aire y Agua) y cada una estará desarrollada por un comisario destacado dentro del panorama latinoamericano Tierra: David Barro (España), Fuego: Pily Estrada (Ecuador), Agua: Susanna Temkin (Estados Unidos) y Aire: Tiago de Abreu (Brasil). Las cuatro tienen en común que tratan sobre el regreso a los orígenes.
David Barro (Ferrol, España, 1974) inicia el programa con el elemento Tierra como protagonista. La muestra ¡Tierra a la vista! Un paisaje de formas encontradas nos habla de descubrimientos a partir de la obra de seis artistas capaces de configurar sus propios paisajes a partir de formas encontradas.
Todos ellos trabajan la transformación de lo natural reestructurando sus posibilidades. Les gusta destilar la naturaleza en paisaje, ya sea trabajando la territorialidad de la pintura o auscultando los materiales de esa naturaleza y sus límites para posar la mirada en esas formas que aparecen, sean estas físicas o visuales. Gabriela Albergaria, Ricardo Calero, Menchu Lamas, Verónica Moar, Inês Teles y Françoise Vanneraud son los artistas seleccionados por Barro para esta primera parte del programa.