Se produce un fuerte contraste entre el color y el uso de los muros de hormigón frente a la permeabilidad en el uso del vidrio que permite disfrutar de las vistas de los bosques de alcornoque de Celorico de Basto. La vivienda se desarrolla en torno a un jardín con una piscina de agua salada.
La iluminación artifical del proyecto busca ser lo menos agresiva posible, los arquitectos entienden y saben respetar la naturaleza del lugar, la contaminación lumínica podría destruir o estropear el ambiente del lugar.
Descripción del proyecto por Hugo Pereira Arquitetos
El objetivo del proyecto era la construcción de una vivienda unifamiliar en una parcela de extraordinarias características morfológicas, que se mantuvo casi intacta y sin cambios. El terreno, con aproximadamente 12 mil metros cuadrados, está ubicado en un área de protección natural debido a la existencia de varios alcornoques, donde la implantación de la casa permitió el mantenimiento de todos los árboles existentes.
El desarrollo de este proyecto tuvo en cuenta la fuerte relación con la naturaleza, convirtiéndola en una parte integral de la casa y un elemento clave en la mejora de la espacialidad interior. El entorno natural y el panorama que se disfruta fueron los elementos decisivos para su construcción. La ligereza de esta construcción se acentúa por los detalles y ambientes relacionados entre sí, y la mezcla de verde de los diversos árboles y arbustos, una presencia constante en cualquier espacio de la casa.
La elección de los elementos constructivos se definió teniendo en cuenta la impresión visual provocada y el encuadre del entorno. El exterior de la casa está todo construido en hormigón con el proceso tradicional utilizando tableros de madera de pino y con la estereotomía diseñada según la escala de las superficies y todo el conjunto. La pendiente de las fachadas sugiere la continuidad del terreno, disfrazando la casa en el suelo y en la naturaleza también eligiendo el color, cuya tonalidad permite resaltar el verde del entorno.
Los muros de hormigón permanecen en el interior de la casa contrastando con los muros de cristal que permiten la abundante luz natural, de este a oeste, y la naturaleza que abunda en el exterior, ya sea como grandes árboles o arbustos que dan sabor al entorno y atraen magníficas especies de insectos. Dentro de la casa, hay espacios amplios y luminosos, la cocina se abre al comedor y sala de estar. En la perpendicular están las tres suites y en el piso superior un espacio amplio y panorámico. El suelo está revestido de tejas negras, continuando con los patios exteriores, tanto en la cubierta como en la planta baja. La tonalidad oscura del pavimento contrasta con la madera de dos elementos clave: el mobiliario fluido y suspendido que recorre la cocina, el comedor y el salón y cuya asimetría es similar a la de la casa y el mobiliario del pasillo, suspendido también, que Comienza un final de tono y “rasga” la puerta de la suite principal. Los muebles existentes y los elementos decorativos fueron cuidadosamente elegidos y enmarcados en la arquitectura de la casa.
El acceso a la casa es por un camino de granito portugués que bordea los alcornocales y desemboca en el faldón asimétrico de una gran volumetría que da grandiosidad a la entrada de la casa. La iluminación se colocó estratégicamente de forma menos agresiva y artificial. La piscina angosta, de agua salada y cristalina, es un espacio de excelencia para contemplar la naturaleza con el canto de los pájaros como ruido de fondo.