
Distanciándose de los modelos convencionales de talleres en una sola planta, el equipo de Tracks Architectes ha desarrollado un enfoque vertical, incorporando una serie de niveles que se vinculan entre sí y favorecen la conectividad entre los usuarios, potenciando así el flujo de trabajo. Además, la incorporación de patios y claraboyas permite el ingreso de luz natural al interior, generando un espacio de trabajo acogedor y estimulante.
La reutilización de edificios existentes se alinea con criterios de sostenibilidad, al reducir de manera considerable la huella de carbono. Complementariamente, la acertada elección de materiales constructivos, como la madera, responde a métodos tradicionales que minimizan el impacto ecológico. Al mantener la vocación manufacturera del sitio, la intervención preserva y revitaliza el lugar, posibilitando prácticas de producción contemporáneas.

Rehabilitación de una antigua fábrica de tabaco por Tracks Architectes. Fotografía por Guillaume Amat.
Descripción del proyecto por Tracks Architectes
El proyecto para la nueva fábrica de cuero en Riom se ubica en una sección de la antigua Fábrica de Tabacos de la ciudad, construida en 1877. Ubicada cerca del centro de la ciudad, a solo 400 metros de la estación de tren, la veintena de edificios limita al este con vías férreas y al norte, sur y oeste con zonas residenciales y viviendas intermedias.
La rehabilitación de la Fábrica de Tabacos preserva y realza la envolvente y la cubierta del edificio, declaradas Monumentos Históricos desde 2004. El proyecto se integra de forma sencilla y discreta en la estructura existente. A diferencia de los talleres habituales del grupo, de una sola planta, este edificio requiere una planta de fabricación de cuero de varias plantas. Por lo tanto, se adoptó un enfoque de diseño vertical para garantizar un flujo de trabajo eficiente y eficaz, así como la conectividad entre todos los espacios.

La intervención busca mantener la vocación manufacturera del lugar, preservar la excepcional artesanía y revitalizar este patrimonio industrial adaptándolo a las prácticas de producción contemporáneas: «destruir lo menos posible y construir lo menos posible». Se han eliminado añadidos antiestéticos (como montacargas y extractores de aire en la azotea) y, en consonancia con las cerchas originales, se han sustituido algunas secciones por claraboyas o un patio abierto, lo que aporta luz natural al corazón de los talleres.
La nueva entrada se caracteriza por grandes aberturas que prolongan las existentes. Además, una pasarela totalmente acristalada conecta ahora las primeras plantas de los dos edificios. Finalmente, para aprovechar el espacio del ático con su magnífica estructura curva de hormigón, las claraboyas integradas en la cubierta inclinada iluminan los espacios de trabajo.

Al reutilizar un edificio existente, el proyecto reduce significativamente su huella de carbono. El uso de materiales de origen biológico (estructuras de madera, aislamiento de cáñamo) se ajusta a los métodos de construcción tradicionales, minimizando al mismo tiempo el impacto ecológico (ventilación natural). Además, el proyecto de paisajismo crea un entorno verde para el sitio, incorporando estrategias de retención de agua de lluvia y resaltando una selección de especies de plantas locales.