La rehabilitación llevada a acabo por Óscar Miguel Ares Álvarez ha conseguido recuperar la estructura de lo que en su día fueron las escuelas de la localidad, desnudando sus muros y sacando los materiales originales que ahora contrastan con las "cajas" blancas que definen los espacios de trabajo del ayuntamiento. Desde el exterior la intervención se percibe de forma más discreta, salvo por un gran ventanal que sobresale de la fachada y que con una intención de transparencia "recuerda a los vecinos la función pública de sus concejales".
Descripción del proyecto por Oscar Óscar Miguel Ares Álvarez
Analogía, diálogo de contrarios y adicción de elementos fueron conceptos que siempre estuvieron presente durante el proceso de proyectación de la rehabilitación de la casa consistorial del municipio de Traspinedo. Queríamos recrear un nuevo espacio urbano en el interior de las antiguas escuelas republicanas que durante la democracia han venido haciendo las veces de Ayuntamiento. Nuestro propósito: hacer símil de calles, plazas y edificaciones, contenidas en un cielo formado por vigas de madera y un horizonte delimitado por toscos muros de piedra.
Intervenimos vaciando el edificio de toda compartimentación, desnudando los muros de yesos, eliminando los falsos techos que cubrían la original estructura de madera. Dispusimos de un nuevo suelo; piedra caliza de Campaspero, como el utilizado en la mayoría de las plazas de los pueblos del entorno. Poblamos el espacio interior de pequeñas construcciones, blancas, ligeras, estableciendo un dialogo de contrarios con el entorno de piedra y madera, tosco, pesado, patinado por el tiempo, que debía servir de cielo, suelo y horizonte. Proyectamos elementos de nueva creación que establecían una relación de complementariedad, más que de sustitución o recreación. Por eso las nuevas ventanas se insertan a modo de cajón, sin tocar los límites preexistentes; por eso las pequeñas construcciones tienen referencias formales abstractas frente a la condición vernácula del cajón que las encierra; por eso la puerta de entrada se retrae hacía el interior, yuxtaponiéndose, añadiéndose al intradós del grueso muro de mampuestos.
Los espacios entre las pequeñas construcciones blancas son tratados como calles, abiertas al tráfico de los vecinos. En planta primera, el salón de plenos se concibe como una gran plaza, el ágora donde los vecinos ejercen la comunidad a través del diálogo. Su delimitación es sencilla: un gran muro blanco, que se ha dejado posar sobre la pared de mampuestos, alberga todo el conjunto de instalaciones técnicas; al fondo, un gran ventanal, detrás de la corporación, recuerda a los vecinos la función pública de sus concejales: servir a un municipio que se recorta tras ellos; una pequeña construcción que recuerda a una vivienda y que sirve como despachos a los distintos grupos del consistorio, cierra este ilusionista espacio reforzando el concepto de analogía urbana.
La eficiencia energética también formo parte de la estrategia del proyecto. De por sí, la climatización de una restauración es siempre un problema por sus peculiares características constructivas y volumétricas. Las difíciles condiciones impuestas a la climatización ayudaron a reforzar la idea de proyectar las pequeñas construcciones autónomas. El escaso presupuesto del que se disponía obligó a reaprovechar parte del antiguo sistema de calefacción existente, pero para una prestación volumétrica tres veces superior a la que daba servicio. La solución de cajas independientes, de menor altura, permitió aislar sus cerramientos optimizando las prestaciones del equipo y consiguiendo una temperatura idónea para el desarrollo del trabajo de oficina. El resto del edificio, aunque también se calefacta, mantiene una temperatura más acorde para espacios cuya función es el recorrido.