Su trayectoria es algo más dilatada que la de otros. Tras llevar más de 20 años dedicado a la fotografía publicitaria y artística, un encargo importante de fotografía industrial hizo que se replantease algunas cosas. Así que su especialización en la fotografía de arquitectura le llego hace poco tiempo, cuando la crisis en España todavía se encontraba en su primeras etapas, «llegó como una necesidad de especializarme y el final de un proceso de aprendizaje».
Entre las cuestiones que se replanteo lo primero que nos comenta, como tarjeta de presentación, es que siempre le gustó la fotografía «paciente», algo que no siempre se lleva bien en las demandas de inmediatez que los arquitectos plantean. Su trabajo se apoya en «el momento justo, la época del año y las condiciones meteorológicas; el no depender de agendas, el que no tengas prisa. Y eso es lo que yo ofrezco».
El siguiente paso es la calidad técnica, que se presupone, pero que no siempre se valora lo suficiente. «En unos tiempos en los que con un smartphone cualquiera se convierte en retocador profesional, los que nos dedicamos a esto tenemos que dar una vuelta de tuerca, ofrecer una perfección en la ejecución de la que la mayoría de la gente no es consciente, pero que es tu ventaja competitiva, y para lo que un equipo especializado es esencial.»
Alfonso Quiroga al contrario que otros compañeros no es arquitecto, a cambio nos ofrece un valor nada despreciable, yo diría que un gran valor, una mirada educada desde sus comienzos por clásicos de la fotografía como Harry Callahan, Edward Weston o Alfred Stiglitz entre otros. "En su día, estos artistas han sido considerados Maestros y precursores de lo que hoy conocemos como “Fotografía Moderna”. Su concepción de las formas y los volúmenes, del minimalismo, del espacio vacío, han configurado mi estilo a la hora de componer. Para mi, la fotografía de arquitectura, además de su valor documental, tiene una característica única. Que te permite ser testigo e intermediario. A mucha gente le llega un edificio solo a través de mis fotos aunque no lo vayan a visitar nunca. La fotografía de arquitectura trasciende al lugar».
Texto por.- José Juan Barba. Dr. Arquitecto.
Wet plate collodion. Fotografía por Alfonso Quiroga.
Alfonso Quiroga. Trabajo personal:
Dentro de mis proyectos personales, siempre hay sitio para investigar procesos antiguos. Para experimentar con el nacimiento de la fotografía y ahora mismo si algo me tiene imbuído al margen de mi faceta estrictamente profesional, es lo que se conoce como el proceso del colodión húmedo, o wet plate collodion photography, una de las primeras técnicas fotográficas de la historia. Nació en 1851, uno de los primeros pasos que facilitó la realización de imagenes instantáneas. Algunos lo llaman la Polaroid del siglo XIX. Es un proceso muy complejo, 100% artesanalmente químico, que produce imágenes únicas. Las realizo en placas de cristal (denominados ambrotipos), con cámara antigua de madera de gran formato y objetivos antiguos de latón construidos en torno 1860...
Se denomina húmedo, porque todo el proceso, desde la sensibilización química de la placa hasta la exposición y el revelado final de la imagen, tiene que hacerse en un margen de unos 10 minutos aproximadamente antes de que se sequen los químicos, de lo contrario se arruinaría el resultado final. Esto requiere tener siempre un cuarto oscuro cerca de donde hacemos la foto, con el inconveniente de que, si las realizas en exteriores, tienes que fabricarte un cuarto oscuro portátil.
Una técnica laboriosa, cada detalle no observado es un fallo seguro, a veces hasta obsesivo. Es el contrapunto a la concepción de proceso digital fotográfico con el que trabajo a diario: cientos de fotos en poco tiempo, acumuladas en tarjetas de memoria y discos duros, frente a la paciencia, el mimo y la incertidumbre de ver nacer las fotos de una en una, esa es la verdadera recompensa.