El Área del Ruhr destaca entre las metrópolis europeas por no girar en torno a un único centro urbano, sino que se organiza con una estructura policéntrica. Con una industria basada en la minería y la producción de acero, esta zona tuvo una gran transformación tras el declive de sus industrias, dando a lugar a contrastes muy marcados. Por un lado están los barrios afectados por el desempleo, la segregación y la precariedad socioeconómica, y por otro lado están las zonas que se revientan gracias a grandes inversiones que convierten edificios industriales en centros culturales y creativos.
Desde su designación oficial como «Metropole Ruhr» en 2010, esta zona es un ejemplo, tanto de tensiones como de oportunidades. Es un territorio policéntrico que se enfrenta a un doble reto para integrarse a la economía global sin perder los barrios que han sido centros de vida comunitaria en el pasado.
Ruta ciclista cerca de Duisburgo. Fotografía de Dirk Rose.
En esta edición, Manifesta 16 Ruhr se va a centrar en la renovación arquitectónica y social que ocurrió en el Área del Ruhr tras la guerra, una etapa distinguida por la construcción de iglesias modernas como respuesta ante la necesidad de reconstrucción y al rápido crecimiento demográfico. Durante este periodo las iglesias se convirtieron en símbolos de la democracia y en ejemplo de la participación ciudadana, ya que muchas se construyeron con ayuda de los vecinos.
Con el paso de los años las iglesias han visto disminuir la asistencia religiosa, hasta llegar al abandono o al desaprovechamiento de las estructuras. Manifesta 16 Ruhr explorará formas de transformar estos templos religiosos en centros comunitarios para prácticas artísticas y sociales, como la función de espacio público que tenían las basílicas romanas y el Ágora. El proceso de la bienal quiere investigar el potencial de estos espacios en los barrios como puntos sociales.
«Una de las cuestiones urgentes que estamos abordando en esta decimosexta edición de Manifesta —relevante no solo para Alemania, sino a nivel global— es cómo el arte, la cultura y la arquitectura pueden ofrecer nuevas perspectivas sobre los antiguos edificios de iglesias, que están cerrando sus puertas a un ritmo acelerado. ¿Cómo pueden estos espacios, que antes eran sagrados, convertirse ahora en lugares vitales para la vida comunitaria y la cohesión social? ‘Esto no es una iglesia’ fue nuestro punto de partida—pero la verdadera pregunta es: ¿en qué puede convertirse?»
Hedwig Fijen, directora de Manifesta 16 Ruhr.
Antigua iglesia de San Suitberto, Gelsenkirchen. Fotografía de Dirk Roses.
En el proceso previo a la bienal, a partir de mayo de 2025, tendrá lugar una serie de consultas cu¡ciudadanas para implicar a los residentes locales y a la comunidad en el desarrollo del programa de la bienal. Se tarta de uno de los elementos centrales de esta fase donde la gente pueden aportar ideas sobre los temas y propuestas dentro de una visión urbana. En septiembre de 2025 se publicarán los resultados de estas consultas que influirán en el proceso de mediación creativa participativa.
Durante este proceso previo también se lanzará una convocatoria en el verano de 2025 para que iniciativas sociales locales puedan contribuir al programa de Manifesta 16 Ruhr. Las iniciativas que se seleccionen serán presentadas junto a las sedes principales de la bienal y ayudará a dar un enfoque más orientado a la comunidad. A principios de otoño de 2025 se publicarán estos proyectos, además de los nuevos mediadores creativos, el programa artístico y la lista de ciudades participantes.
Puente transportador en la coquización de Zollverein, Patrimonio Mundial de la UNESCO, Zollverein, Essen. Fotografía de Dirk Rose.
En un contexto donde el urbanismo está moldeado por las decisiones políticas y económicas, y los proyectos teóricos bien intencionados y diagnósticos no mitigan la fuerza de la política, surge la necesidad de crear espacios para la reflexión crítica y la propuesta transformadora. De esto trata la Bienal Nómada Europea, Manifesta, que más de ser una exposición itinerante, es una incubadora urbana que defiende el diálogo entre el arte y el urbanismo.