La antigua bodega proyectada por INMAT Arquitectura en Murcia, está situada en el semisótano del edificio y convierte este espacio en una galería de 342 metros cuadrados, donde la bóveda principal de la entrada está seccionada por una rampa de cristal que se inclina suavemente hacia abajo antes de estabilizarse para convertirse en una alfombra de vidrio: una pasarela transparente e incolora pero llena de reflejos fugaces.
La bodega está situada en el semisótano del edificio.
Históricamente, las uvas fueron prensadas en el patio del edificio y el jugo fluía hasta el sótano, donde viaja a través de los canales tallados en piedra por el techo bajo las bóvedas del sótano hasta los imbornales de pino donde desembocaban en el gran número de tinajas de terracota sin esmaltar colocadas en fila. Las tinajas fueron parcialmente enterradas en la tierra para mantener la maduración del jugo gracias a la temperatura fresca del terreno hasta que madurase el vino totalmente.
De acuerdo con el proyecto, transformamos este interesante espacio en una galería de 342 metros cuadrados, donde la bóveda principal de la entrada está atravesada por una rampa de cristal que se inclina suavemente hacia abajo antes de estabilizarse para convertirse en una alfombra de vidrio: una pasarela transparente e incolora pero llena de reflejos fugaces.
Aquí los visitantes pueden disfrutar de la exposición. Ésta se compone principalmente de paneles suspendidos a lo largo de las paredes laterales con ilustraciones y textos tomados del libro escrito por el nativo de Cehegín y sumiller, Pedro Martínez. En el otro extremo, un espacio abierto acoge conferencias y conciertos, mientras que la cocina se usa para las clases de cocina con vino.
Cruzando una pared se encuentra la tienda de vinos, con detalles interesantes como por ejemplo los cuellos de las botellas agarrados por los yugos de pino.
En la parte inferior podemos encontrar otra pequeña galería y una cocina. Aquí todo lo nuevo se esconde lo máximo posible.
Conceptualmente, el acero bruto y la madera son materiales muy elementales que funcionan bien con las partes históricas del interior, respetando el carácter artesanal y la pátina del tiempo.
Descripción del proyecto por INMAT Arquitectura
La antigua bodega donde hemos desarrollado este proyecto, financiado por la Unión Europea, pertenece a un importante edificio histórico llamado "Casa de la Tercia", construido en el siglo VII y situado en la pequeña localidad de Cehegín, en el interior de la Región de Murcia.La bodega está situada en el semisótano del edificio.
Históricamente, las uvas fueron prensadas en el patio del edificio y el jugo fluía hasta el sótano, donde viaja a través de los canales tallados en piedra por el techo bajo las bóvedas del sótano hasta los imbornales de pino donde desembocaban en el gran número de tinajas de terracota sin esmaltar colocadas en fila. Las tinajas fueron parcialmente enterradas en la tierra para mantener la maduración del jugo gracias a la temperatura fresca del terreno hasta que madurase el vino totalmente.
De acuerdo con el proyecto, transformamos este interesante espacio en una galería de 342 metros cuadrados, donde la bóveda principal de la entrada está atravesada por una rampa de cristal que se inclina suavemente hacia abajo antes de estabilizarse para convertirse en una alfombra de vidrio: una pasarela transparente e incolora pero llena de reflejos fugaces.
Aquí los visitantes pueden disfrutar de la exposición. Ésta se compone principalmente de paneles suspendidos a lo largo de las paredes laterales con ilustraciones y textos tomados del libro escrito por el nativo de Cehegín y sumiller, Pedro Martínez. En el otro extremo, un espacio abierto acoge conferencias y conciertos, mientras que la cocina se usa para las clases de cocina con vino.
Cruzando una pared se encuentra la tienda de vinos, con detalles interesantes como por ejemplo los cuellos de las botellas agarrados por los yugos de pino.
En la parte inferior podemos encontrar otra pequeña galería y una cocina. Aquí todo lo nuevo se esconde lo máximo posible.
Conceptualmente, el acero bruto y la madera son materiales muy elementales que funcionan bien con las partes históricas del interior, respetando el carácter artesanal y la pátina del tiempo.
