Las acciones para desarrollar el proyecto planteadas por Carles Enrich Studio constituyen un conjunto de estrategias inteligentes, donde las zonas de acceso a las viviendas actúan como espacios de reunión pensados para potenciar la cohesión social. Los espacios de estacionamiento son recuperables y cuentan con celosías cerámicas. La propuesta incluye ocho viviendas por planta, dos núcleos de comunicación y cuatro patios que aportan luz natural y ventilación cruzada a los espacios comunes y a todas las viviendas. En estas se optimiza el uso del espacio omitiendo pasillos y planteando las terrazas como una extensión del espacio interior.
El proyecto se concibe desde la búsqueda de la eficiencia energética pasiva. Los espacios interiores cuentan con ventilación cruzada gracias a los patios, que actúan como reguladores térmicos naturales. La disposición de los cuartos húmedos en torno a los patios disminuye el consumo energético asociado al bombeo y al transporte de fluidos. Se maximiza la captación solar mediante carpinterías de gran altura, protegidas por persianas de madera que permiten ajustar la incidencia solar. La suma de estos factores reduce significativamente las emisiones de CO₂ del edificio, situándolo como un edificio de consumo de energía casi nulo.

Sostenibilidad y calidad espacial. 72 Viviendas Sociales en Castelldefels by Carles Enrich Studio. Fotografía por Adrià Goula.
Descripción del proyecto por Carles Enrich Studio
Estrategia de implantación
El proyecto propone un equilibrio entre el programa funcional y la integración paisajística, garantizando la continuidad del espacio público en un entorno natural privilegiado. Para ello, se fragmenta la volumetría prevista en planeamiento para permitir una mayor permeabilidad urbana y visual. Esta configuración mejora la conexión entre el tejido urbano y el parque, un bosque de pino mediterráneo, generando un espacio de interacción entre los residentes. Los edificios se adaptan a la compleja topografía del solar, con un desnivel de hasta 9 metros, mediante un escalonamiento volumétrico. Esta estrategia no solo reduce el impacto paisajístico sino que también suaviza las alturas edificadas.
Las zonas de acceso actúan no sólo como vestíbulo, sino también como espacios flexibles donde se pueden organizar actividades informales o reuniones pequeñas, potenciando la cohesión social dentro del edificio. Los vestíbulos se conciben también como espacios semi-exteriores de socialización, entendidos como extensiones del espacio público y elementos de transición entre la ciudad y la vivienda. Por otro lado, los espacios de estacionamiento están diseñados como espacios recuperables y cuentan con un sistema de ventilación natural mediante celosías cerámicas integradas en fachada que les otorgan unas buenas prestaciones ambientales. La relación directa con la naturaleza no solo proporciona bienestar y confort físico, sino que también ayuda a regular la temperatura exterior e interior, aportando sombra y mejorando el microclima para generar un entorno saludable, incorporando nuevas áreas vegetadas que favorecen la biodiversidad y ayudan a mitigar el efecto isla de calor.
Estrategia de agregación
Frente a la elevada demanda de vivienda social en Castelldefels y en un contexto global marcado por la emergencia climática y habitacional, el proyecto busca maximizar el número de unidades sin comprometer la calidad espacial ni la sostenibilidad. La propuesta se organiza en torno a una agregación de ocho viviendas por planta, lo que permite resolver el conjunto con sólo dos escaleras optimizando la superficie útil para las 72 viviendas.
Los núcleos de circulación se conciben como espacios de alta calidad ambiental, gracias a la incorporación de cuatro patios concatenados que aportan luz natural y ventilación cruzada a los espacios comunes y a todas las viviendas. Los patios no solo mejoran el confort interior, sino que transforman las zonas comunes en espacios semi-exteriores que favorecen el encuentro vecinal. Además, actúan como reguladores térmicos naturales, permitiendo la circulación del aire y evitando el sobrecalentamiento en los meses cálidos mediante el efecto de estratificación. Esta estrategia reduce de forma significativa la demanda de refrigeración y, por tanto, el consumo energético anual del conjunto.
La tipología de viviendas, eliminando pasillos y optimizando la disposición de espacios comunes, reduce el uso de materiales sin comprometer la calidad de vida ni la funcionalidad. Las terrazas se plantean como extensiones del espacio interior, permitiendo que los residentes puedan observar y relacionarse con su entorno inmediato, reforzando la sensación de comunidad y pertenencia.
Estrategia energética
Una de las principales virtudes del proyecto es su capacidad de adaptación frente al cambio climático. El proyecto se concibe con un enfoque integral de eficiencia energética pasiva. Los espacios interiores tienen ventilación cruzada a través de los patios, lo que optimiza la renovación de aire y reduce la dependencia de sistemas mecánicos. Además, el sobrecalentamiento de los atrios debido a la radiación solar, y mediante el efecto Venturi, produce una diferencia de temperatura entre la parte superior e inferior del atrio que genera un movimiento vertical del aire, favoreciendo su renovación.
El aire del atrio interior tendrá unas condiciones térmicas más favorables que el exterior gracias al calentamiento de los lucernarios. La agrupación de instalaciones húmedas alrededor de los patios internos disminuye la longitud de conducciones y el consumo energético asociado al bombeo y transporte de fluidos.
Cada vivienda cuenta con terrazas que actúan como espacios intermedios entre interior y exterior, favoreciendo la regulación térmica y fomentando la socialización entre vecinos. En invierno, se maximiza la captación solar a través de las aberturas exteriores, que, con carpinterías de gran altura, permiten que la radiación penetre hasta el interior de la vivienda. Se apuesta por un buen aislamiento, que evite pérdidas por transmisión, y una buena estanqueidad, que evite pérdidas por convección. Las persianas de madera en fachada actúan como protección solar y permiten ajustar la incidencia directa del sol, manteniendo temperaturas confortables de manera natural. Todo ello reduce significativamente las emisiones de CO2 durante el ciclo de vida del edificio, alcanzando un valor de 3 kgCO2/m² año que lo sitúa como edificio de consumo de energía casi nulo.