El fotógrafo David Cardelús ha realizado una serie de fotografías de la Casa Batlló, en el Passeig de Gràcia, Barcelona, una de las obras más importantes del arquitecto español Antoni Gaudí, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2005.

No resulta fácil asimilar el encargo de interpretar en imágenes uno de los edificios más visitados y fotografiados de la ciudad de Barcelona, puede que también de Europa y que tal vez incluso del mundo... Si además el edificio lleva la firma de Antoni Gaudí y está catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, entonces el reto de fotografiarlo resulta aterrador. 

La cuestión es, ¿qué puede un fotógrafo aportar de nuevo en una serie de imágenes que traten de interpretar la Casa Batlló? Seguramente dos cosas que aplicadas a la fotografía de arquitectura resulten diferentes pero que no son, desde luego, ninguna novedad. La fotografía no es diferente a cualquier otra de las artes y, como todas ellas, se basa primero en un modo único de mirar la realidad e interpretarla y, segundo, en establecer a partir de ahí una comunicación con el espectador que genere un intercambio fluido de ideas y emociones acerca de la obra.

Interpretar la Casa Batlló en imágenes capaces de atraer la atención del espectador y de seducirlo significa buscar en cada encuadre la continuidad coherente de todos y cada uno de los elementos más esenciales de la obra de Gaudí gráficamente expresados como líneas, formas y colores. Si como yo eres un fotógrafo de arquitectura criado en Barcelona y tienes la inmensa fortuna de vivir a no más de quince minutos caminando de las más importantes obras de Antoni Gaudí, entonces la dificultad en interpretar el edificio gráficamente se incrementa por la propia relación cotidiana que te une a él y que puede tal vez impedirte verlo estéticamente. Pero es ahí donde radica el modo único de mirar de un fotógrafo que de verdad quiera ser llamado como tal, en expresar decididamente en una sucesión ordenada de encuadres la potencia plástica de los elementos visuales más esencialmente simples y atrayentes de este o cualquier edificio porque así permitirá al espectador reconocerlos y, desde ese instante de fascinación, comunicarse con él.

La fotografía de arquitectura tal como la concibo funciona en diversas capas, la primera de ellas la que presenta la abstracción más simple de los elementos del encuadre como líneas, formas y colores, la segunda, la sorpresa de circunstancialmente interpretarlos como el conjunto de un edificio y la tercera, reconocidos de este modo los elementos plásticos en la fotografía, la comunicación más directa y abierta posible con el espectador. Si la comunicación establecida en términos tan simples tiene éxito, entonces las fotografías podrán ser interpretadas con la misma energía y poderosa fascinación a ojos de un espectador en cualquier lugar del mundo.

De aplicar un rigor constante en una mirada expresiva sobre la Casa Batlló y la intención clara de convertir estas fotografías en una herramienta de comunicación creo esta serie de imágenes, un encargo único y una oportunidad profesional increíble que la propiedad de la Casa Batlló me ha confiado.

Pero sois vosotros quienes debéis decirme si lo he conseguido...

Texto por David Cardelús.

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Contraer

David Cardelús. Nacido en 1967 y criado en Barcelona, ​​David se especializó en fotografía, cine y vídeo en la Escuela de Bellas Artes de la Universitat de Barcelona en 1991. Fotógrafo de arquitectura desde hace poco más de veinte años, está especializado en representar proyectos de arquitectura contemporánea para estudios de arquitectura y empresas editoriales nacionales e internacionales. 

Sus fotografías han sido elogiadas como poseedoras de una plasticidad gráfica distintiva que emplea para crear imágenes que sirvan tanto como objetos estéticos únicos como poderosas herramientas de comunicación. Su trabajo ha sido distinguido en los Civic Trust Awards de 2012 y los International Photography Awards de 2013. Entre sus encargos más recientes se incluyen fotografiar el Palau de la Generalitat en Barcelona con motivo de la conmemoración de los 600 años del edificio para la Presidència de la Generalitat de Catalunya y la rehabilitación del Recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Lluís Domènech i Montaner.

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Antoni Gaudí i Cornet, nació el 25 de junio de 1852, hijo del industrial calderero Francesc Gaudí i Serra (1813-1906) y Antònia Cornet i Bertran (1819-1876). Era el menor de cinco hermanos, de los que solo llegaron a edad adulta tres: Rosa (1844-1879), Francesc (1851-1876) y Antoni. Los orígenes familiares de Gaudí se remontan al sur de Francia, en Auvernia, desde donde uno de sus antepasados, Joan Gaudí, vendedor ambulante, pasó a Cataluña en el siglo XVII; el apellido en su origen podría ser Gaudy o Gaudin. Se desconoce el lugar exacto del nacimiento de Gaudí, ya que no se conserva ningún documento que lo especifique, existiendo una controversia entre Reus y Riudoms.

Tras unos inicios influido por el arte neogótico, así como ciertas tendencias orientalizantes, Gaudí desembocó en el modernismo en su época de mayor efervescencia, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, el arquitecto reusense fue más allá del modernismo ortodoxo, creando un estilo personal basado en la observación de la naturaleza, fruto del cual fue su utilización de formas geométricas regladas, como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide y el conoide.

La arquitectura de Gaudí está marcada por un fuerte sello personal, caracterizado por la búsqueda de nuevas soluciones estructurales, que logró después de toda una vida dedicada al análisis de la estructura óptima del edificio, integrado en su entorno y siendo una síntesis de todas las artes y oficios. Mediante el estudio y la práctica de nuevas y originales soluciones, la obra de Gaudí culminará en un estilo orgánico, inspirado en la naturaleza, pero sin perder la experiencia aportada por estilos anteriores, generando una obra arquitectónica que es una simbiosis perfecta de la tradición y la innovación.

El 7 de junio de 1926 Gaudí se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri, que visitaba a diario para rezar y entrevistarse con su confesor, mosén Agustí Mas i Folch; pero al pasar por la Gran Vía de las Cortes Catalanas, entre las calles Gerona y Bailén, fue atropellado por un tranvía,​ que lo dejó sin sentido. Siendo tomado por un mendigo, al ir indocumentado y a causa de su aspecto descuidado, con ropas gastadas y viejas, no fue socorrido de inmediato, hasta que un guardia civil paró un taxi que lo condujo al Hospital de la Santa Cruz.​ Al día siguiente lo reconoció el capellán de la Sagrada Familia, mosén Gil Parés, pero ya era tarde para hacer nada por él. Murió el día 10 de junio de 1926,​ a los 73 años de edad. Fue enterrado el 12 de junio, con presencia de grandes multitudes que quisieron darle el último adiós, en la capilla de Nuestra Señora del Carmen de la cripta de la Sagrada Familia.
 
La obra de Gaudí ha alcanzado con el transcurso del tiempo una amplia difusión internacional, siendo innumerables los estudios dedicados a su forma de entender la arquitectura. Hoy día es admirado tanto por profesionales como por el público en general: la Sagrada Familia es actualmente uno de los monumentos más visitados de España.4​ Entre 1984 y 2005 siete de sus obras han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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