Despertando ideas se despierta el futuro.
La ciencia y el arte consideran hoy a Nikola Tesla como el verdadero fundador de la tecnología moderna. Pese a que sus inventos alumbraron nuestra civilización eléctrica, el mérito histórico del serbo-americano Tesla (Smiljan, 1856-Nueva York, 1943) recayó en Edison y Marconi. Pero Tesla no solo concibió la corriente alterna y la radio, también fue pionero en tecnologías visionarias como la robótica, los aviones de despegue vertical, las armas teledirigidas, las lámparas de bajo consumo, las energías alternativas o la transmisión inalámbrica de electricidad.
Dónde.- Espacio Fundación Telefónica. c/Fuencarral, 3, Madrid. España.
Cuándo.- desde el 13 de noviembre al 15 de febrero de 2015.
El serbo-americano Nikola Tesla (Smiljan, 1856-Nueva York, 1943) es una figura fundamental de la historia del progreso. Podemos afirmar que sus descubrimientos, inventos, aportaciones y vaticinios permitieron el desarrollo de la civilización eléctrica en la que todavía vivimos. Tesla concibió la corriente alterna y la radio, también fue pionero en tecnologías visionarias para su época como la robótica, los aviones de despegue vertical, las armas teledirigidas, las lámparas de bajo consumo, las energías alternativas o la transmisión inalámbrica de electricidad… Y sin embargo, tras caer en desgracia en los albores del siglo XX, murió y residió en el olvido hasta los albores de nuestro siglo XXI. Resulta incomprensible, dada la enorme trascendencia de su trabajo, comparable a la de sus rivales Thomas A. Edison y Guglielmo Marconi, ambos por cierto aficionados a husmear en sus patentes. Tesla, epítome del genio romántico, obsesionado con su trabajo y poco dado a los asuntos mundanos, tuvo mala suerte en los negocios y perdió el mérito histórico de sus contribuciones a favor de otros inventores más hábiles comercialmente hablando. A la postre, el nuevo capitalismo surgido de la Segunda Revolución Industrial desconfió de aquél que no se había hecho rico con sus inventos y lo relegó a la soledad de una habitación del hotel New Yorker. Allí murió Tesla, que había pasado de ser un atractivo y brillante científico europeo a un viejo que daba de comer a las palomas y mascullaba locas ideas sobre un futuro inalámbrico.
La exposición Nikola Tesla: suyo es el futuro, comisariada por Miguel A. Delgado y María Santoyo, no recupera la figura de Tesla, sino que se hace eco de la apabullante recuperación que han abanderado en la última década artistas, científicos, internautas, blogueros, museos, empresas y entidades de todos los rincones del mundo. Desde un creador de videojuegos norteamericano hasta una videoartista croata, desde un director de cine de animación serbio a un coreógrafo holandés, ingenieros y raperos, empresarios de la automoción de lujo y cantantes folk, grafiteros y magos, actores, performers, escritores, ecologistas… Todos ellos tienen algo en común: admiran profundamente a Nikola Tesla y han querido rendirle tributo o preservar su memoria de una forma u otra. Parece que Tesla, tal vez por sus rasgos entre románticos y mesiánicos, se ha convertido un icono de la cultura actual. Esta exposición analiza los porqués y expone los cómos, pero también presenta a Tesla en su dimensión fundamental: la científica, además de tomar su propia voz para describir su asombrosa trayectoria.