Cada una de las tres palabras del título de la
exposición en quechua, el idioma indígena más hablado hoy en las Américas, tiene más de un signifcado.
Pacha denota universo, tiempo, espacio, naturaleza o mundo;
llaqta significa lugar, país, comunidad o pueblo; y
wasichay quiere decir edificar una casa. Reflejando la riqueza de estas ideas, las obras expuestas exploran los marcos conceptuales heredados de, y aún existentes en, las comunidades de México, Centroamérica y Sudamérica, que incluyen a los quechuas, aimaras, mayas, aztecas y taínos, entre otros.
La exposición destaca el trabajo de siete artistas emergentes Latinx con sede en los Estados Unidos y Puerto Rico
(Latinx es un término neutral para las personas de ascendencia latinoamericana). Estos artistas—
william cordova,
Livia Corona Benjamin,
Jorge González,
Guadalupe Maravilla,
Claudia Peña Salinas,
Ronny Quevedo y
Clarissa Tossin—se inspiran en el pensamiento indígena sobre el entorno construido y el mundo natural; estos hacen alusión a una amplia gama de referencias, desde adaptaciones vernáculas de templos precolombinos a constelaciones como metáforas de rutas de migración.
Al preservar y poner en primer plano las ideas ancestrales que trascienden el concepto occidental de arquitectura, y al ofrecer formas alternas de comprender el entorno que nos rodea, los artistas de la exposición desafían los legados coloniales y la creencia de que la modernidad es el único paradigma de desarrollo en las Américas.
Para ellos, el arte y la arquitectura indígena siguen siendo una parte relevante del presente.