De esta manera, la vivencia arquitectónica sobre la que se propone una reflexión en la última exposición de la galería
Rafael Ortiz traslada a los visitantes a sus propias sensaciones humanas básicas. La experiencia metafísica que propone
Gisela Loewe está articulada en los ciclos fotográficos de Reflejos, Arquitecturas e Interior-exterior.
La serie de
Reflejos juega con los niveles de la realidad espacial inmediata y todos los estados intermedios entre interior y exterior. El ciclo
Interior-exterior sigue un hilo similar, aunque centrado más concretamente en esa realidad intermedia entre arquitectura y reflejo. Por último, los trabajos incluidos en
Arquitecturas reflexionan sobre la capacidad de las propiedades morfológicas de la arquitectura como catalizadores de vivencias y sensaciones humanas.