TEC Taller EC plantea que la conservación del árbol y el despliegue de la vivienda en torno a él determinan un proceso de formalización espacial que ayuda a organizar los espacios en un proceso de construcción de dentro hacia fuera, situando los espacios más privados e íntimos en relación directa con el algarrobo. Los espacios compartidos se encuentran en la planta baja, articulados alrededor del patio central y abiertos a la calle, generando espacios más transparentes y conectados con el entorno. Esto también ocurre con las zonas privadas en la planta primera, pero esta vez se abren a la cordillera de los Andes mediante una terraza que permite al usuario disfrutar de las vistas del bioma.
Para dar ligereza al volumen y permitir la transparencia en él, el estudio optó por una fachada ligera, adaptada a la forma curva, que se logra mediante la sucesión de elementos verticales. De ellos surge una gran apertura, que actúa como acceso a la vivienda, rompiendo la continuidad de la fachada y reforzando la idea de elemento contemplativo de esta.

Casa Riba por TEC Taller EC. Fotografía por Lorena Darquea.
Descripción del proyecto por TEC Taller EC
Casa Riba se ubica en el valle de Puembo, en la cordillera de los Andes, sobre un terreno esquinero y curvo. Su ubicación y orientación fueron fundamentales para su diseño, destacando la presencia de un árbol de algarrobo en el centro del sitio, el cual se convirtió en el eje conceptual del proyecto y en el punto desde donde se enmarca la vista hacia la ciudad de Quito.
Con una superficie de 520 m² distribuidos en dos niveles, la vivienda se organiza como una barra que abraza y enmarca el árbol, proponiendo una lectura íntima de los espacios. Desde el primer recorrido del terreno, el algarrobo marcó el punto de partida conceptual: una casa que se construye desde adentro hacia afuera, donde cada ambiente mantiene una relación directa con este elemento natural.
En la planta baja se encuentra la zona pública de la casa, articulada en torno a un patio central y con una relación directa hacia la calle frontal, buscando transparencia y apertura hacia el entorno. En el nivel superior, los espacios privados se orientan hacia la cordillera, integrándose con el paisaje andino a través de una terraza que prolonga la experiencia arquitectónica hacia el horizonte.
La fachada, ligera y permeable, potencia la forma curva del volumen mediante elementos verticales que dan ritmo y unidad al conjunto. Un gran vacío, estratégicamente dispuesto, señala el acceso principal y aporta una pausa visual que refuerza el carácter contemplativo de la vivienda.
La Casa Riba se concibe como un gesto arquitectónico que rinde homenaje al lugar, al árbol y a la conexión esencial entre la materia construida y la naturaleza.
