Cada día, desde la zona del manglar los pescadores llevaban sus barcas al improvisado astillero en la playa de Los Coquitos para ser pintadas. Las barcas fueron tratadas por los propios pescadores y sus familias.
Descripción del proyecto por Boa Misura
El proyecto se ha realizado en Pepillo Salcedo, una pequeña población de la provincia de Monte Cristi, en el extremo oeste de la República Dominicana.
A los pies del pueblo, el río Masacre, frontera con Haití. Al frente, el Océano Atlántico, uno de los sustentos económicos de esta comunidad pesquera.
Dentro del pueblo, Boa Mistura trabajó sobre las cincuenta y dos embarcaciones que descansan en Estero Balsa.
Es una pequeña playa rodeada de 81 Km2 de humedales, lagunas y manglares. Los más extensos de toda la República Dominicana.
A pesar de la riqueza natural que posee el área, su situación es de abandono. A duras penas están cubiertos los servicios básicos de electricidad, agua corriente y recogida de basuras. Las condiciones son tremendamente precarias para los pescadores cuyas barcas tienen su hogar aquí.
Por ello se decidió centrar la intervención en este lugar.
Cada día, desde la zona del manglar los pescadores llevaban sus barcas al improvisado astillero en la playa de Los Coquitos para ser pintadas.
Las llevaban por tierra, remolcadas por vecinos, remando durante más de una hora o prestándose los motores unos a otros.
Fueron los propios pescadores y sus familias quienes se encargaron de lijar la madera vieja, quitarles los moluscos de la base de las embarcaciones, repararlas con fibra de vidrio y aplicar una imprimación protectora a cada embarcación. y dejarlas listas para trabajar.
Las barcas se pintaron inspiradas en las formas y colores del Pez Loro.
Esta especie tiene una especial relevancia dentro del ecosistema marino del Caribe.
El pez Loro se alimenta de algas que arranca y recoge en los arrecifes de coral, contribuyendo así a la limpieza y supervivencia de los corales.
Además, una vez extraídas las algas, defeca el coral triturado en forma de arena. La tan característica arena blanca de las playas del Caribe. (un solo pez Loro produce unos 100 Kg de arena blanca al año).
A pesar de ser una especie protegida, la pesca ilegal del Pez Loro está poniendo en peligro el equilibrio de los ecosistemas tropicales.
Fueron medio centenar de embarcaciones las que se pintaron durante las cuatro semanas que duró el proyecto.
Cincuenta y dos yolas (como llaman allí a las barcas) que surcan las aguas de la bahía de Manzanillo vestidas con la piel del Pez Loro.
Un banco de peces que lleva por bandera la conciencia y el respeto por el medio marino. Tan frágil y tan necesario, no solo para el desarrollo de las zonas pesqueras, sino para el planeta entero.