La Casa de la Música Húngara se destaca como la parte más reflexiva de las propuestas que se pretenden realizar en el parque. Reemplazando un grupo de oficinas de exposiciones de la era soviética en ruinas, el complejo se caracteriza por una escultórica cubierta perforada que dialoga con el follaje circundante y permite que los altos sicomoros existentes se pasen a través de sus perforaciones.
Una fachada de vidrio, que alcanza los 12 m de altura en algunos lugares, refleja el entorno verde y crea una presencia ligera que dirige la mirada hacia el techo. La propuesta que ganó el concurso era mucho mas ligera y eterea, pero sus clientes querían algo más cálido y lo llevaron a visitar el palacio secesionista de la Academia de Música Liszt, cuyo techo art nouveau se retuerce con hojas doradas, con las que Sou Fujimoto se inspiró para proponer un cambio radical en el proyecto, con «30.000 hojas decorativas de árboles colocadas en el techo suspendido».
Casa de la Música Húngara de Sou Fujimoto. Fotografía por Iwan Baan. Cortesía de Liget Budapest.
Casa de la Música Húngara de Sou Fujimoto. Fotografía por Iwan Baan. Cortesía de Liget Budapest.
Polémica
El proyecto es el primero en terminarse de un conjunto en el que pronto se inaugurará el Museo de Etnografía de 120 millones de euros, en forma de dos gigantescas cuñas curvadas que emergen del suelo, revestidas con un complejo envoltorio de encaje que hace un guiño a la vestimenta nacional húngara.
Una poco más al norte la Galería Nacional de 300 millones de euros diseñada por los arquitectos japoneses Sanaa, se une a propuestas de reconstrucción que van de un palacio neobarroco a un teatro art nouveau. Todo ello con la construcción del «biodomo más grande de Europa» en el zoológico cercano (todavía sin terminar al haberse agotado la financiación).
El conjunto de obras está inmerso en una fuerte polémica entre el gobierno de derechas (su megalomanía y su particular visión de la democracia) que planteo el conjunto como una recuperación de la memoria de la era de los Habsburgo, cuando el parque fue diseñado y flanqueado por majestuosos palacios de arte para la Exposición del Milenio de 1896, y el alcalde de izquierdas recien llegado que aboga por dejar de meter hormigón en uno de los parques más emblemáticos de la vieja Europa.