
El mayor reto al que se enfrentó Bardo Arquitectura durante la reforma fue reconstruir la cubierta. Esta tenía que funcionar como una cercha ligera, para no sobrecargar el resto de la estructura del edificio, y además ser lo suficientemente resistente como para soportar las cargas generadas por el nuevo espacio. La solución fue una estructura tubular ligera, anclada a lo largo de toda la superficie, para evitar concentraciones de cargas y ganar rigidez.
Esta solución para la cubierta daba la sensación de que la estructura estaba flotando. Esta idea inspiró el nombre y otros aspectos de la reforma, como la elección de materiales y colores. En la planta baja se usaron tonos cálidos y más pesados (azules oscuros, madera y terracota) para anclar visualmente el espacio, mientras que en la parte superior se utilizaron colores como el azul cielo o un crema luminoso para acentuar aún más la sensación de ligereza. Entre ambas plantas se colocaron materiales fríos y reflectantes para aportar más luz y enfatizar la sensación de ingravidez.
Casa Cometa por Bardo Arquitectura. Fotografía por Germán Sáiz.
Descripción del proyecto por Bardo Arquitectura
Este proyecto de reforma en Madrid fue un caso bastante atípico. Una obra mal planificada dejó la cubierta al borde del colapso. Propusimos una segunda planta que resolvía los problemas estructurales y, de paso, añadía un nuevo espacio habitable.
El mayor reto fue diseñar una cubierta que funcionara como una gran cercha habitable. Tenía que ser ligera, para no sobrecargar la estructura, pero también resistente. Con nuestro estructurista, Manuel Ocaña, dimos con una solución muy precisa: una estructura tubular ligera, cuyos puntos de anclaje se repartían por toda la superficie. Al «atomizar» esos apoyos, evitábamos concentraciones de carga y ganábamos rigidez, como si cosiéramos la cubierta.

El resultado fue una estructura sólida y ligera a la vez, que además sumaba un espacio nuevo para descansar o relajarse, sin comprometer la estabilidad de la vivienda.
La estructura me evocaba ingravidez, como una cometa flotando. Esa imagen lo inspiró todo: el nombre, los materiales, los colores... Así nació Casa Cometa. La idea de ingravidez guió toda la materialidad.

Arriba, usamos azules cielo y cremas luminosos para reforzar la ligereza. Abajo, tonos más cálidos y pesados —azules oscuros, madera, terracotas— que anclaban visualmente el espacio. Entre ambos, materiales fríos y reflectantes como espejos, pavés o acero, que ampliaban la luz y acentuaban esa sensación de una casa que flota.