Blanca Miró dibuja esquemáticos personajes que suelen aparecer solitarios y descontextualizados. Miró muestra cuerpos que reconfiguran el modo de ver lo natural. Los brazos y piernas, los ojos, el pelo o la boca forman un todo mostrado desde una multiplicidad de perspectivas que nos recuerda rapidamente el dibujo surrealista francés y español de Cocteau, Miró, Picasso y Breton.
Siempre en el límite entre la abstracción y la figuración, las obras de Miró llegan a lo universal y lo complejo a través de la concreción de lo cotidiano. En algunas ocasiones Miró acompaña sus personajes con otros elementos como pendientes, guitarras, copas o sillas que, de nuevo, revisan el imaginario surrealista.
El cuerpo femenino, principal motivo de representación en la obra de Miró, se materializa en perfecto equilibrio entre ángulos rectos y curvas sinuosas, reconocible gracias a la presencia de símbolos femeninos. Esta constante obstinación por el cuerpo de la Venus manifiesta una profunda inquietud por redefinir lo femenino hoy.
Siempre en el límite entre la abstracción y la figuración, las obras de Miró llegan a lo universal y lo complejo a través de la concreción de lo cotidiano. En algunas ocasiones Miró acompaña sus personajes con otros elementos como pendientes, guitarras, copas o sillas que, de nuevo, revisan el imaginario surrealista.
El cuerpo femenino, principal motivo de representación en la obra de Miró, se materializa en perfecto equilibrio entre ángulos rectos y curvas sinuosas, reconocible gracias a la presencia de símbolos femeninos. Esta constante obstinación por el cuerpo de la Venus manifiesta una profunda inquietud por redefinir lo femenino hoy.