
La propuesta de Canales Lombardero se articula como un recinto amurallado que establece una clara diferenciación con su contexto inmediato y que, al mismo tiempo, busca redefinir las relaciones entre vida doméstica, ocio y naturaleza. Este límite no se plantea como clausura absoluta, sino como marco que contiene una nueva manera de habitar, orientada hacia la intimidad y la interacción entre espacios internos.
El conjunto se organiza en torno a tres volúmenes diferenciados: una casa con patio, un bloque de apartamentos privados y un cilindro destinado a gimnasio y juegos. La conexión entre ellos se resuelve mediante una cubierta ligera que, además de vincular, genera espacios intersticiales que dialogan con un jardín cuidadosamente proyectado.

Casa Marcory por Canales Lombardero. Fotografía por Alejandra Loreto.
El volumen principal es la casa-patio, que estructura la vida doméstica en torno a un vacío central, a su vez permeable y cambiante gracias a relaciones transversales, transparencias y a la supresión de soportes centrales. El resultado es un ámbito en el que la geometría tipológica convive con una voluntad de disolución material y atmosférica.
La construcción se resuelve con soluciones adaptadas al clima cálido y húmedo: ventilación cruzada, acabados de arcillas locales que aportan frescura, maderas de proximidad con bajo impacto ambiental y vegetación que regula y acompaña el habitar. De este modo, materia, técnica y naturaleza se integran en un equilibrio sostenible que asegura confort y continuidad vital.

Casa Marcory por Canales Lombardero. Fotografía por Alejandra Loreto.
Descripción del proyecto por Canales Lombardero
La casa Marcory es un entorno autónomo dentro de un contexto urbano caótico. Su proyecto se centra en el interior, creando un mundo interior centrado en tres estructuras distintas dentro de un único recinto amurallado. Cada estructura responde a una tipología clara: una casa con patio, un bloque de apartamentos privado y un volumen circular para gimnasio y juegos. Estos tres edificios están conectados por una marquesina, que a su vez crea una serie de espacios intersticiales realzados por un jardín cuidadosamente diseñado.
El volumen principal, que alberga la mayor parte del programa, es la casa con patio. Su tipología definitoria organiza las funciones domésticas, con el patio como núcleo central. Sin embargo, si bien el patio ofrece una sólida referencia espacial para sus habitantes, su articulación material a lo largo del proyecto desafía continuamente su autoridad dominante. Para ello, se introducen profundas relaciones transversales, como las conexiones entre fachadas opuestas o entre el interior y los volúmenes adyacentes, que suavizan la presencia dominante del patio. Además, el patio se libera de responsabilidades estructurales mediante una construcción en voladizo desde el perímetro. El corredor circundante presenta ménsulas y un suelo perforado que permite la filtración de la luz. Esto, combinado con la eliminación de los soportes centrales, crea una transición gradual hacia el interior y otorga al patio una cualidad más ligera y efímera. Como resultado, el patio evoluciona de un elemento monolítico a un espacio dinámico de luz y vegetación, ambiguo y elusivo.

En esencia, el proyecto adopta una ambigüedad intencionada entre la fuerte referencia tipológica y un diseño que la desmaterializa. Mediante estrategias formales, estructurales y materiales, se mantiene la centralidad del patio, pero su peso se disuelve sutilmente, ofreciendo una experiencia espacial fluida y matizada para sus habitantes.
Estrategia climática
Ubicada en un clima cálido y húmedo, la casa prioriza la ventilación cruzada para garantizar el flujo natural continuo de aire, abordando así el principal reto del confort climático. Para regular la temperatura, los muros están revestidos con arcillas locales, que ayudan a mantener la frescura de la envolvente. Además, se optó por el uso de maderas locales por su óptimo rendimiento en este contexto, así como por su reducida huella de carbono. La vegetación también desempeña un papel crucial a la hora de abordar las preocupaciones ambientales. En esta casa, plantas y habitantes comparten una relación simbiótica: lo que beneficia a unos también beneficia a los otros, ya que su coexistencia se nutre y sustenta mutuamente de maneras diferentes y complementarias.