FAR Arquitectos plantean un proceso de extrañamiento con lo existente, para reconfigurar y mejorar la relación de la vivienda con entorno natural, un proceso de antropización complejo que se traduce en una relación sencilla con el entorno.
Elevarse sobre el paisaje para conseguir una relación abstracta con el mismo y a la vez un mayor acercamiento a él, realizando un transito de sublimación del la mirada al sol y a la sombra durante el día y a las estrellas en la noche, un hacer casi nada con pocos materiales para cambiarlo todo.
Piscina y reacondicionamiento de terraza por FAR Arquitectos. Fotografía de Francisco Arévalo.
Descripción del proyecto por FAR Arquitectos
«El barco varado no avanza, el sol y la luz lo hacen por él.
Con el tiempo todos los colores bañan su cubierta mientras un susurro de agua le acompaña todo el día.
Solo cuando el dorado pinta su proa es feliz. Cuando ya no está solo, cuando el susurro se convierte en sinfonía, cuando siente el suave caminar sobre su cubierta, sabe que algún día volverá a navegar».
El proyecto nace de la ambición de alcanzar el cielo de la sierra y el suelo del jardín.
Se trata de una actuación de contrastes:
Lo tectónico se resume en un elemento clave y reversible que con sus dos caras se transforma de terraza a porche; cuatro apoyos y un plano de madera, nada más.
Lo estereotómico nace de la planta baja que se extiende hacia el jardín en forma de plataforma tallada llena de cesped y agua.
La parcela presenta una pendiente continua y no demasiado pronunciada hacia oeste.
Piscina y reacondicionamiento de terraza por FAR Arquitectos. Fotografía por Francisco Arévalo.
Debido a esta topografía la planta baja de la vivienda existente se convierte en planta primera en la parte posterior de la parcela. Las mejores vistas coinciden con esta orientación. Con estas premisas se «abre» la casa hacia el oeste, se prolonga la pieza principal de la vivienda con una terraza de dimensiones generosas. Una plataforma horizontal que «acaricia y acerca» la línea del horizonte al corazón de la casa. Con la vista se tiene «acceso» al cielo, las nubes y las estrellas. Se disfruta de la brisa que susurran las copas de los árboles.
Esta pieza «tectónica» se convierte en la cota inferior en un elemento de protección solar. Una marquesina formada por tablones de madera que filtran la luz de sur.
La disposición de estas tablas de madera deja pasar los rayos solares formando sombras que se transforman y mueven junto con el sol a lo largo del día. Un pequeño homenaje a la «sabia» Arquitectura rural de la zona que recuerda aquellos humildes sombrajos de cañizo y paja tan característicos de los pueblos del interior de la meseta castellana.
Esta marquesina protege parte de la plataforma inferior pétrea, «estereotómica». Un zócalo horizontal que se extiende con la vista hacia poniente. En esta zona el sol se hace protagonista junto con el agua. Un plano de sol y sombra en el mismo espacio. Verano e invierno a lo largo del año se cruzan como la luz y la sombra a lo largo del día.