La idea de proyecto de JPAM era generar un espacio relacionado con el entorno, abierto y continuo por lo que se cubre la pista deportiva pero sin llegar a cerrarla por ningún lado. La cubierta se formaliza como un elemento ligero de estructura metálica en color blanco que apoya sobre los pilares situados en las fachadas principal y trasera y en dos pantallas de hormigón, que permiten liberar las esquinas.
Las fachadas se revisten con paneles traslúcidos con distintas alturas para adaptarse a cada entorno, al igual que se reduce la altura del volumen en la fachada que da a la calle y genera su altura máxima en el frente para abrirse al paisaje y enmarcar sus vistas. Además, se generan dos lecturas distintas; desde el exterior, se percibe como un elemento sólido y abstracto mientras que, en el interior permite que se filtre la luz y visualizar el entorno urbano.
Complejo Deportivo de Pallejá por JPAM. Fotografía por Jordi Surroca.
Descripción del proyecto por JPAM
A lo largo de los años, el ámbito de las pistas exteriores del complejo deportivo de Pallejà se fue conformando de forma fragmentada para dar cabida, paulatinamente, a un programa de necesidades funcionales crecientes. Quizás esta razón, por falta de visión global, negó al conjunto más carácter, coherencia y claridad.
Como en un tablero, el proyecto reconfigura las relaciones entre los diferentes elementos y dota de mayor unidad y continuidad a los espacios de uso especializado, junto con los que son más genéricos e intersticiales, desde los que se observa la actividad, y que representan los auténticos elementos conectores del conjunto. El uso o ausencia del color evidencia estas relaciones.
Sin alterar la continuidad de este espacio, ni su condición abierta, la cubierta de la pista polideportiva, que ocupa una posición envuelta de movimiento, aporta un lugar de refugio, con una doble percepción.
Complejo Deportivo de Pallejá por JPAM. Fotografía por Jordi Surroca.
Desde el exterior, la piel se muestra hermética. La mirada sólo penetra donde no hay envolvente, y concentra la atención en el plano del suelo. Una vez dentro, a cubierto, este envolvente hermético se vuelve una cortina que tamiza el entorno urbano, desdibuja esta realidad para establecer una relación visual directa con la actividad deportiva, en primer término, y con el paisaje, en el horizonte . De noche, la cubierta se desnuda. La luz interior es un reclamo, al tiempo que desde la ciudad se percibe su interior, se explica hacia fuera y se alivia.
Este efecto se consigue con un manto de chapa perforada que envuelve la estructura en tres de sus caras, mientras que la relación entre el perfil bajo de los faldones de la envolvente y la cota del suelo resuelve la transición desde la escalera del paisaje en la escalera humana. La esquina que marca la entrada y da continuidad a la fachada principal se resuelve en policarbonato translúcido, que aporta matices bajo el alero que la protege; un vuelo recortado hacia fuera, que integra el ambiente exterior como parte de la cubierta, la actividad y el paisaje, bajo su función de umbral.
La materialidad metálica de la cubierta, ligada al lenguaje industrial del territorio, se trata desde la austeridad expresiva y la simplicidad cromática, que contribuyen a percibirla como un elemento abstracto y sin referencia de escala. La explícita estructura metálica pone la atención en la ligereza protagonista del movimiento que le envuelve y al que ampara. Las pantallas de hormigón en las que se soportan las fachadas laterales permiten evitar pilares en las esquinas y liberarlas, a la vez que, por contraste material, la estructura parece descansar encima sin esfuerzo; casi flota.
Complejo Deportivo de Pallejá por JPAM. Fotografía por Jordi Surroca.
Las variaciones geométricas de la cubierta sobre una aparente lectura simétrica y regular del volumen ofrecen una percepción cambiante, de acuerdo con su relación contextual con el entorno urbano a medida que se aproxima y la reconoce de forma dinámica desde su perímetro.
La cubierta minimiza el impacto visual sobre la calle a la que expone la altura menor, y por el contrario, alcanza la máxima expresión, haciendo notar su presencia y escalera, hacia el frente abierto orientado sobre el paisaje, como un elemento neutro sobre los sistemas metropolitanos y la entrada en el municipio.
Ahora, este equipamiento concebido inicialmente desde la respuesta funcional ofrece una lectura con mayor presencia, coherente con su posición estratégica en la entrada del municipio, y se convierte en un lugar de expresión de los valores colectivos, un elemento reencontrado y reconocido por la ciudadanía. Ahora es identidad.