Partiendo siempre de un mismo concepto, la portería como marco y escala de un lugar construido, cada imagen habla de un enclave diferente. Lo que permanece constante es la geometría del rectángulo; lo que cambia son los contextos urbanos, las densidades, las luces, los materiales y las aspiraciones que cada ciudad proyecta sobre su territorio. Así, la serie se convierte en un atlas visual de contrastes, donde la uniformidad del deporte universal se confronta con la diversidad del entorno construido.
Con el tiempo, elementos geográficos y sociológicos se han filtrado en sus imágenes, dotando de nuevas lecturas a un trabajo que, aunque parte de una lógica serialista, trasciende lo puramente formal. Un ejemplo se observa al comparar la fotografía de Kiev, tomada semanas antes del conflicto bélico, con la de Songdo, en Corea del Sur, donde una anticipa subjetivamente la destrucción de la guerra y la otra enmarca una sociedad en plena ebullición económica.

Sharjah: Porterías de fútbol por Manuel Álvarez Diestro.
La fotografía tomada en Eibar, País Vasco, por ejemplo, muestra una ciudad que se proyecta verticalmente por la falta de espacio y donde el césped artificial dialoga con el valle de un verde intenso. El contraste de esta fotografía con los desarrollos urbanísticos de Asia es evidente, donde la escala de las porterías se mantiene constante, pero los edificios superan en densidad y altura a los de Eibar.
Álvarez Diestro reflexiona, además, sobre cómo, en algunas de sus imágenes, la arquitectura urbana queda enmarcada dentro de la portería, mientras que en otras esta aparece como un elemento más del paisaje.

Omán: Goles de fútbol de Manuel Álvarez Diestro.
El proyecto ha sido realizado a pie, tanto dentro como fuera de las ciudades, y, en algunos casos, como en Omán, las fotografías provienen de entornos de difícil acceso, capturadas en lugares inhóspitos donde el fútbol y el paisaje conviven en silencio.