La Torre de los Caballeros fue diseñada para albergar a 700 empleados. Con sus 98 metros de altura y 23 pisos, es el tercer edificio más alto del horizonte de la ciudad. Los sistemas mecánicos y de iluminación se integran a la estructura, por lo tanto, no hay falsos techos en el edificio, dejando así un espacio de trabajo libre de 3.66 metros, de los casi 4 metros de altura de piso a piso.
El edificio tiene cinco torres: cuatro exteriores y una torre interior en donde se encuentran los ductos de los ascensores. Pero la principal singularidad es la colocación de cuatro cilindros verticales de hormigón ubicados en las cuatros esquinas del edificio y que contienen en su interior las escaleras y aseos. Las columnas están revestidas de un tipo de baldosas de silo de aproximadamente 77 a 84 cm² y de color bronce, que sirven para equilibrar los empujes verticales de las torres, mientras que los azulejos de color más oscuro se hicieron coincidir con el color del acero.
Los cuatro cilindros se conectan por vigas longitudinales de aproximadamente 27 metros. Las vigas forman los marcos de acero que sostienen los diferentes pisos y que están fijando al núcleo central y a las torres exteriores. Kevin Roche, tras muchas discusiones con el jefe de bomberos, le convence para que permita la instalación las vigas sin protección contra el fuego, pues estas forman parte de la fachada del edificio. Esto se ve acentuado por muros de cristal que se retranquean 1,5 metros de la línea de las vigas, mientras que el espacio intermedio está equipado por un brise-soléis.
El vestíbulo y dos entrepisos de servicios sobresalen como elementos diferenciadores en la parte baja de la fachada, otorgándole a las siguientes veintiuna plantas un ritmo homogéneo, mientras asienten hasta la parte superior.
El deseo de Kevin Roche, era crear un edificio que tenga una fuerte presencia vertical desde la plaza y que sirva como punto de referencia para la entrada a la ciudad New Haven desde la autopista.