
La propuesta del estudio DIIR nace de la búsqueda de un espacio flexible que facilite todo tipo de actividades. El recorrido por los espacios comienza a través de una gran puerta de acero que da paso a una sala cuadrada de bienvenida. Tras esta, se encuentra una gran nave que actúa como espacio principal, la cual contiene una cocina oculta tras unos paneles de acero y un graderío con un escenario situado detrás de unas cortinas, junto a un gran equipo de sonido.
La obra se resuelve con materiales de estética radical y cruda que se complementan entre sí. Se ha utilizado un revestimiento de granito en algunos de los espacios y paneles de acero abatibles en las paredes que ocultan la cocina. Las cortinas sirven para diferenciar espacios sin aislarlos por completo, pudiendo abrirse en cualquier momento y convertirlos en espacios fluidos. Otro aspecto importante es el sistema de iluminación, en el que se ha prestado especial atención a los acabados.

Palenqe por estudio DIIR. Fotografía por Luis Díaz Díaz.
Depción del proyecto por estudio DIIR
Palenqe es concebido desde la improvisación y la innovación. Un proyecto experimental que, lejos de someterse a las reglas de un programa determinado, construye un tablero de juego donde todo tiene cabida. Una especie de soporte de actividades espontáneas. Una máquina polivalente cuyo valor conceptual debe ser entendido a través de la sorpresa.
El recorrido adquiere una relevancia significativa en el entendimiento de la propuesta. Una monumental puerta de acero enmarca su enigmático acceso. Seguidamente, una sala de proporciones cuadradas da la bienvenida a los visitantes. Este espacio, revestido en granito en suelo y pared, sirve de antesala de la experiencia inmersiva que tiene lugar a continuación.

A partir de aquí una gran nave dibuja el espacio principal del proyecto, el cual queda caracterizado por dos elementos notables. Por un lado, el sistema de luminarias. Unas de ellas proyectadas en forma de apliques. La otra, de enormes proporciones, es diseñada para descolgar e iluminar linealmente toda la sala. Por otro lado, el panelado de acero que cubre de manera enteriza uno de los alzados. Estos frentes esconden una de las primeras sorpresas del espacio. Dos de ellos se abaten y descubren en su interior una cocina completamente equipada para el uso que pretenda albergarse. A modo de búnker, este espacio secreto promueve la capacidad mutable del espacio.
Al final de la sala, se intuye un graderío que cumple una doble función. Sus generosas dimensiones permiten exponer producto o, a modo de anfiteatro, acoger público sentado. Además de esto, la cortina que recorre todo el alzado trasero esconde otro uso. Tras ella se desvela una especie de escenario equipado con un equipo de sonido de última gana. Este alzado, recubierto de nuevo en granito, funciona como telón de fondo y, gracias a su peculiar estética, aporta al espacio una identidad característica.

En definitiva, Palenqe fomenta el diseño al servicio de una plataforma colaborativa y singular. Un concepto atrevido donde los programas se hibridan para poner en valor la flexibilidad del espacio. La estética radical y la crudeza en el uso de los materiales se complementan con una sofisticada atención al detalle. Todo se diseña minuciosamente para lograr una narrativa limpia, sencilla y expresiva.