El perfil con forma de V es el resultado de reducir el impacto acústico de la carretera que se encuentra debajo, permitiendo vistas a la ciudad por encima y aportando luz natural a todo el camino, a parte, en ciertos ángulos la forma se percibe bidimensionalmente, dando la sensación de una hoja de papel curva.
El estudio ha creado dos nuevos espacios públicos en los arranques de la pasarela. Por un lado, encontramos una plaza fluida que recibe todo el tránsito peatonal convergente con formas onduladas y verdes para ser vistas desde arriba como una pintura vegetal horizontal y, por otro lado, un diseño de paisaje no transitable que reproduce una topografía volcánica recuperando rocas de la vecina montaña Isleta.
Descripción del proyecto por Onda Arquitectura
CONTEXTO URBANO
En un impulso reciente de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria de abrirse a su frente marítimo portuario se establece una estrategia urbana de reconectar la playa de las Canteras con el muelle de Sanapú mediante una pasarela peatonal con el fin de desarrollar el entorno con fines de uso lúdico y de esparcimiento.
La nueva pasarela conecta peatonalmente las dos vertientes de un istmo donde hace menos de un siglo las mareas cruzaban de lado a lado pero que con el desarrollo de la ciudad se han ido distanciado progresivamente y más recientemente una vía de alta velocidad las había separado definitivamente.
Es así como, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, una urbe moderna y cosmopolita, ve completado un ambicioso plan de desarrollo integral por medio un nuevo icono arquitectónico, la pasarela Onda Atlántica.
DISEÑO PASARELA
Con una longitud total de 283 metros, la pasarela cubre vanos de hasta 63 metros sin apoyos intermedios. Su forma serpenteante, resultante de las limitaciones del espacio de apoyo, esquiva la masa vegetal existente y permite una estructura sin juntas de dilatación intermedias.
Su sección en V la hace percibir en ocasiones bidimensional, como una hoja de papel curvada, unos planos curvos que sobrevuelan sin mayor esfuerzo tectónico aparente los espacios públicos inferiores denotando una sorprendente levedad. Esta sección, que nos recuerda al casco de un barco, surge en realidad como una necesidad de mitigar la afección acústica de la vía de alta velocidad inferior además de maximizar las vistas sobre ella y aprovechar al máximo la luz natural. Resultando en sistema estructural innovador, una sección triangular extremadamente eficiente y no común en el mundo de la ingeniería civil, capaz de salvar las distancias en curva requeridas además de solventar las necesidades del programa todo dentro de una estética minimalista.
Desde el principio de planteó como un gesto único que solucionara todas las necesidades de tránsito peatonal, ciclistas y accesibilidad por medio de una única infraestructura, evitando así elementos diferenciados como escaleras y ascensores auxiliares.
Su recorrido y su sección constante, en cierto modo actúa como una cámara de cine que se mueve y nos va descubriendo nuevos puntos de vista de la ciudad a modo de plano secuencia. Es por ello por lo que el simple hecho de cruzarla se convierte en una nueva experiencia para el viandante.
Esta pasarela, que bien podría entenderse como una gran escultura urbana del movimiento land-art, da la sensación de penetrar en el terreno incluso continuando dentro de él. La pieza se percibe como un único objeto creando un efecto de continuidad plástica y homogénea. En los apoyos, las dos alas laterales se pliegan a modo de planos metálicos de papiroflexia sugiriendo unos brazos que te invitan a entrar en ella.
PLAZAS
Las dos plazas donde la pasarela desemboca han sido rediseñadas para acomodar esta infraestructura. Por un lado, una plaza fluida que absorbe el tráfico peatonal que confluyen desde distintas direcciones creando además un jardín de geometrías vegetales onduladas, diseñado para ser observado sobre la pasarela como si de un cuadro vegetal se tratara mientras que la otra plaza, intransitable, reproduce un paisaje volcánico con material de la montaña de la vecina Isleta.
ASPECTOS TÉCNICOS
Con 3 metros de ancho transitable y una pendiente máxima del 6% el suelo de la pasarela alcanza una altura máxima de 7.60metros sobre el nivel de calle convirtiéndose en un nuevo mirador para la ciudad. Además permite un gálibo mínimo sobre la autovía de 5.50m pero que llega a superar los 6 metros en algunas secciones.
Los arquitectos desarrollaron un esquema estructural inspirado en la ingeniería naval adoptando un sistema de costillas o cuadernas dispuestas cada 3.2 metros que quedan atadas por chapas perimetrales de 10-12mm. Las 18 piezas que conforman las estructura final se preparan en unos talleres en Sevilla y se transportan por barco hasta su destino final para ser ensambladas llegando a alcanzar hasta las 40 toneladas de peso por pieza. Todos los elementos en la pasarela tienen una función estructural - exceptuando las barandillas, obteniendo así un diseño muy eficiente y resistente. Una pintura Tri-capa de acabado metalizado ayuda, dependiendo de la luz del día, a desvanecerse dentro de la ciudad y garantizar una protección contra la alta corrosión del entorno marítimo.