
Barru Arkitektura interviene en una zona que pasó de ser un vertedero de escombros a un bosque denso de bambúes separado de la plaza contigua por una lámina de agua del arroyo de Goiko-Iturri. Los arquitectos aprovechan esta condición para, en lugar de imponer una solución técnica sobre el lugar, adaptarse y dialogar con el paisaje.
El acceso inferior al ascensor se realiza a través de una pasarela, de planta curvilínea, construida en hormigón con un canto reducido. La estructura vertical del ascensor, realizada con pantallas de hormigón y estructura metálica, está envuelta por dos frentes transparentes de vidrio y por otros dos opacos, conformados por triángulos metálicos que juegan con los reflejos del entorno. La parte superior se conecta mediante una pasarela.

Ascensor sobre un arroyo por Barru Arkitektura. Fotografía por Jorge Allende.
Descripción del proyecto por Barru Arkitektura
Un ascensor junto al agua integrado en el bosque.
Más allá de resolver una conexión urbana, el proyecto introduce una nueva forma de relacionarse con el lugar: cruzar el arroyo, mirar el bosque y elevarse suavemente. Es un proyecto donde la infraestructura se convierte en paseo, y la técnica se pone al servicio de una experiencia sensible y respetuosa con el paisaje.
Concepto e implantación
La intervención responde a una necesidad funcional: conectar la zona baja de la vega Astigarraga con su corazón cívico situado en la ladera, la Foru Plaza, donde también se sitúan el ayuntamiento y el frontón, en un conjunto típico de las villas vascas. El reto fue salvar un desnivel de casi 10 metros en una ladera abrupta que, tiempo atrás, fue un vertedero de escombros y que hoy se presenta como un bosque denso de bambúes y separado de la plaza contigua por una lámina de agua del arroyo de Goiko-Iturri.
El proyecto convierte esa condición en oportunidad. En lugar de imponer una solución técnica sobre el lugar, el diseño se adapta y se pliega al paisaje, generando una infraestructura discreta y contextual. El ascensor se sitúa integrado en la ladera, al otro lado del arroyo, minimizando su impacto visual desde las viviendas y estableciendo un recorrido secuencial y pausado.

Recorrido y experiencia
En su parte inferior, el acceso se produce a través de una pasarela de trazo orgánico, que se eleva sutilmente sobre el agua. Su forma acompaña el relieve y refuerza la experiencia del tránsito como un pequeño viaje. La pasarela está construida en hormigón de canto mínimo, lo que permite un vuelo elegante sobre el cauce y conserva la ligereza visual del conjunto.
Una vez alcanzado el ascensor, el volumen vertical aparece como una pieza tensionada entre lo técnico y lo poético. La estructura principal está formada por dos pantallas de hormigón de 20 cm, rigidizadas con perfiles metálicos cuadrados que a la vez soportan una piel de vidrio transparente en la cara frontal, permitiendo ver el interior del mecanismo del ascensor. Los laterales opacos se revisten con un mosaico de triángulos de dos acabados metálicos, que integran la torre en el paisaje a través de los reflejos.
En la parte superior, una pasarela metálica con acuerdos curvos enlaza el volumen con la plaza, trazando una transición fluida con la urbanización preexistente. Las barandillas de herrería, pintadas en el mismo tono que el agua del estanque, completan el sistema de accesibilidad urbana con un gesto liviano e integrador.

Materialidad, integración y luz
La intervención utiliza una paleta de materiales en armonía con el entorno: hormigón visto, acero pintado, madera tecnológica en el suelo, vidrio y piedra caliza contenida en muros de gaviones, que refuerzan la base de la ladera. El conjunto se mimetiza con el paisaje sin dejar de expresar su condición técnica. La transparencia, el reflejo y la sombra se convierten en recursos fundamentales para diluir los límites entre infraestructura y naturaleza.
Durante la noche, el proyecto adquiere una nueva dimensión: una iluminación tenue y continua bajo los pasamanos acentúa el trazo de las pasarelas y resalta la textura de la madera en el pavimento. El fuste del ascensor se ilumina desde el interior, proyectando una presencia serena, casi escultórica, en el paisaje nocturno.