El Colegio Aljarafe, un edificio escolar proyectado por dos figuras de gran reconocimiento, Fernando Higueras y Antonio Miró, se enmarca dentro de un planteamiento mayor: la barriada de Ciudad Aljarafe. Ambos proyectos se retroalimentan y se enriquecen mutuamente. La propuesta constituyó un centro cultural comunitario para el incipiente desarrollo metropolitano de este entorno.
«El Colegio Aljarafe es mucho más que un edificio. Es un espacio que desde hace más de cincuenta años simboliza la unión entre arquitectura, educación y comunidad, y que hoy recibe la Placa Docomomo como reconocimiento a su valor dentro del movimiento moderno y de nuestra cultura del siglo XX».
Nuria Canivell, decana del COAS.

Colegio Aljarafe por Fernando Higueras y Antonio Miró. Fotografía por Juanca Lagares.
El edificio patrimonial, un ejemplo de arquitectura moderna de primer nivel, fue reconocido por su innovadora concepción de lo que debía ser un edificio educativo. Se trata de una arquitectura de calidad, pionera en la incorporación de estrategias e ideas propias de los arquitectos de la segunda generación del movimiento moderno, en especial del Team X.
El Colegio Aljarafe, un edificio educativo y colaborativo, fusiona la arquitectura escolar con la metodología docente. Durante 50 años, sus espacios de aprendizaje han potenciado una pedagogía basada en la enseñanza activa, comprometida con la cultura, la naturaleza y el entorno.

Colegio Aljarafe por Fernando Higueras y Antonio Miró. Fotografía por Juanca Lagares.
La coherencia con la que el edificio fue concebido en las décadas de 1960 y 1970 trasciende épocas y le confiere un carácter atemporal. Su marcada horizontalidad, la composición sin jerarquías y la riqueza y variedad de los espacios comunes superan el momento de su construcción, ofreciendo lecciones de arquitectura que perduran hasta hoy. La colocación de la Placa Docomomo constituye una oportunidad para reconocer y difundir el valioso legado de la arquitectura moderna en España.