El color blanco de la casa proyectada por Sol89, que la distingue de las de alrededor, rememora las antiguas viviendas de Castilleja de la Cuesta, las que se han ido perdiendo por otras con colores y materiales de las construcciones más comerciales. Otros elementos tradicionales de las casas del pueblo incluidas en esta son una cornisa-visera, un friso, un balcón que avanza sobre la calle, el muro calado y el postigo de la puerta desde el que se puede atisbar el patio-zaguán.
Casa de los nueve pórticos por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Sol89
Gemma y Álvaro deciden hacerse su primera casa tras décadas viviendo en Bélgica con la memoria de su vida en Cataluña y Asturias siempre presente. Vuelven a Andalucía, donde él estudió, buscando la vida de un pueblo del sur, luminoso, apacible, cercano a Sevilla, donde reencontrarse con algún amigo común.
Adquieren una parcela de 5x30 metros con una sola fachada orientada casi al norte en la calle principal. El solar es estrecho y largo, resultado de las parcelaciones agrícolas que permitían la convivencia de la vivienda con alguna edificación destinada al acopio de aperos de labranza o corrales. El programa a desarrollar es modesto, apenas un par de dormitorios y alguna particularidad, como un habitáculo donde ambos puedan disfrutar de una sauna, un lugar donde Gemma pueda hacer grabados y donde tener una pequeña cocina exterior. Esperan visitas de amigos y familiares de vez en cuando a los que querrían acoger. Acarrean objetos, libros y cuadros, rastros de toda una vida, también llevan consigo recuerdos de haber vivido en lugares intensos cuya vivencia quisieran recuperar: un pozo y un árbol, un patio, la luz meridional.
Las proporciones del solar y la memoria agrícola de estas parcelas sugieren generar un espacio por repetición de pórticos equidistantes, los cuales definen crujías que se construyen en una o dos plantas o se ahuecan para generar patios, proporcionando un espacio continuo que va matizando sus características ambientales y funcionales. De este modo se crea una secuencia pautada por un primer patio de recibo que matiza las relaciones con la calle, a continuación tres crujías que albergan la vivienda, una crujía más de la que solo queda la estructura para formalizar un porche ensombrecido a modo de palio, dos crujías que constituyen el patio al sur (más bien un hortus conclusus) y un último volumen que remata el solar como un pabellón donde pintar y cocinar con amigos, cuya cubierta, más baja que el resto de la casa, se planta con especies arbustivas, continuación del jardín donde el pozo y el árbol que habitaban en la memoria de Gemma toman forma como un caqui y una pequeña alberca cuyo vaciado procura el agua para el riego.
La construcción metálica de esta estructura y el color almagra, propio de las primeras pinturas que antaño protegían el acero, ritman el espacio y configuran una referencia continua. El pórtico tipo retranquea los apoyos respecto a las medianeras para evitar conflictos con las casas vecinas de muros de carga, y el espacio resultante entre esta línea estructural y las lindes longitudinales se ocupa con el equipamiento, los espacios técnicos y el almacenaje del hogar, creando dos bandas laterales desiguales que regruesan los límites de la vivienda. Mediante la apertura de la casa en los extremos a sendos patios situados al norte y al sur, una serie de ventiladores instalados en cada crujía y una chimenea de ventilación natural situada en el lateral de la crujía intermedia, se procura una brisa cruzada en todas las estancias que, junto a la protección del alzado sur con el palio que pronto quedará cubierto de bignonias, alivian el calor sureño.
La casa se muestra a la calle como una construcción masiva y blanca, remedo de las primeras construcciones de Castilleja que han ido perdiéndose sustituidas por colores y materiales propios de la industria de la construcción más comercial e inmediata. Una cornisa-visera, un friso, un balcón que avanza sobre la calle, el muro calado y el postigo de la puerta desde el que atisbar el patio-zaguán establecen una sintaxis que remite a elementos de la arquitectura popular que facilitan el encuentro entre lo privado y lo público y ayudan a construir la calle.