Casa en Torre Pinar por Magén Arquitectos

Descripción del proyecto por Magén Arquitectos

PREEXISTENCIAS: Una obra interrumpida y abandonada al comienzo de la crisis.

El proyecto responde en su origen a la decisión de asimilar como punto de partida una construcción ya existente, una obra abandonada en la parcela al comienzo de la crisis económica. El solar, situado en una urbanización de los años setenta, al oeste de Zaragoza, fue adquirido posteriormente por una joven pareja hispano-belga –los autores del encargo-, con la idea de poder reutilizar lo ya construido, dentro de un nuevo planteamiento. La construcción inicial, con planta en forma de U cortada diagonalmente en sus extremos, tenía dos plantas y sótano en un lado y una planta en el otro y había sido interrumpida tras la ejecución de la estructura y parte de los cerramientos. A pesar de un condicionante tan significativo, tanto el entorno ajardinado del conjunto, rodeado de terrenos agrícolas, como las dimensiones de la parcela y la orientación sur de la fachada al jardín eran factores inicialmente favorables para la nueva propuesta.

AÑADIR ESPACIOS INTERMEDIOS: MARCOS, FILTROS, UMBRALES.

Dada la rotundidad esquemática de la volumetría preexistente, el objetivo fundamental del proyecto era –además de la resolver eficazmente el nuevo programa-  construir sus espacios intermedios, añadiendo porches, pérgolas, terrazas y patios, con objeto de elaborar y matizar la relación entre los interiores de la nueva vivienda y el espacio exterior. Así, el volumen inicial queda rodeado parcialmente por estas nuevas piezas, que también contrarrestan y desfiguran su rotundidad inicial, para dar a la vivienda una escala más amable, acorde con su programa doméstico. La propuesta reconoce la condición accidental de la preexistencia y del proceso: en lugar proyectar una forma específica, ésta se presenta como la resultante final de esos factores.

El proyecto se centra por tanto en la definición y la elaboración de sus límites, entre el interior y el exterior, y para ello se definen tres tipos de operaciones formales, en función de su posición y profundidad espacial: las ventanas-marco, cuadradas y enrasadas al exterior; los porches-saliente, como abombamientos o protuberancias de las fachadas, en planta baja hacia el sur; y las celosías-cortina, de perfiles verticales, que filtran la luz y las vistas, y pueden también soportar pérgolas, porches y terrazas. Estos mecanismos articulan la mediación con el exterior: las ventanas cuadradas, con carpintería de hoja oculta, enmarcan las vistas desde el interior, los porches permiten un contacto visual intenso y extenso con el jardín, las celosías filtran la luz y las miradas, y delimitan patios y umbrales, que configuran espacios intermedios alrededor de la vivienda.

UNA CUBIERTA PLEGADA QUE SE DESPLIEGA ALREDEDOR DEL PATIO

Los elementos más significativos estructuralmente son los nuevos planos horizontales, tanto la pérgola que rodea las fachadas norte y este -cubriendo el aparcamiento y el acceso hasta el vestíbulo-, como el porche y terraza que se construyen en la fachada sur. Además de proporcionar nuevos espacios exteriores cubiertos para actividades domésticas al aire libre, estas piezas configuran el límite sur del patio central. La forma en U originaria se cierra parcialmente y se hace más compleja, para configurar el movimiento de su envolvente exterior alrededor del patio. La casa pasa así a entenderse como una crujía que se pliega sobre sí misma sin llegar a encontrarse, abrazando un espacio abierto, para comenzar y acabar en el frente al jardín. 

Desde el exterior, esta operación proporciona una lectura unitaria de la vivienda -que engloba tanto las preexistencias como las piezas adosadas-, a la que también contribuye la definición de la cubierta. Una lámina de zinc que se dobla en una serie de planos triangulares y se despliega en continuidad alrededor del patio, adaptándose a las diferentes alturas interiores. La geometría quebrada y girada y la continuidad material blanca y abstracta del exterior refuerzan la visión de las fachadas en continuidad, como un plano que se va plegando y replegando, conformando un volumen multiforme y cambiante, según la posición del observador. En los interiores  se producen miradas cruzadas y fugas visuales  en torno al patio.

PROGRAMA Y ORGANIZACIÓN INTERIOR

La distribución interior se organiza a partir de la estructura preexistente, ubicando los espacios de servicio en la fachada norte, y una distribución más abierta en el resto de la vivienda. El vestíbulo central, un espacio en continuidad con el patio central al sur y el porche de acceso al norte mediante un cerramiento transparente de suelo a techo en ambas fachadas, conecta los dos lados de la planta en U. En el lado este se sitúa el dormitorio principal, con vestidor y cuarto de baño, mientras que en el lado oeste se ubica un dormitorio de invitados y el espacio abierto de la sala de estar, cocina y comedor. La decidida apuesta de los propietarios por la idea de cocinar como una actividad de relación, abierta al resto del espacio, permitió diseñar la isla central junto con la mesa de comedor, como una gran pieza longitudinal de mobiliario, que caracteriza este espacio. 

En este mismo lado, se encuentra la escalera de un tramo que conecta la planta baja con la planta de sótano -en la que se sitúan el espacio de la biblioteca en el lado este y cuartos de servicio en el lado norte, con salida directa al porche de acceso de planta baja- y con la planta primera, que dispone de dos habitaciones, cuarto de baño, almacén, patio de servicio en el lado norte, y terraza en el lado sur. La urbanización exterior se caracteriza por estar casi totalmente ajardinada, salvo la plataforma de la vivienda, a la cota +0.50 cm. en la que ya se encontraba el forjado de planta baja, el acceso rodado hasta el aparcamiento, y un pequeño porche en el lado sur como comedor exterior, con cocina-barbacoa. Los usos exteriores se completarán con la construcción de una piscina longitudinal en el lado oeste de la parcela. 

CONFORT Y ENERGÍA: ACONDICIONAMIENTO PASIVO Y AEROTERMIA

Los elementos naturales y construidos en torno a la vivienda favorecen las condiciones ambientales interiores como mecanismos de acondicionamiento pasivo. Los porches están dimensionados para permitir la entrada de radiación solar en invierno e impedirla en verano. En las ventanas se utilizan vidrios con características bajo emisivas y de control solar. Su número, posición y apertura favorecen las ventilaciones cruzadas. En los cerramientos exteriores -fachadas y cubiertas- se refuerza el aislamiento térmico. Las instalaciones, con suelo radiante y sistema de aerotermia, están también planteadas para garantizar el confort optimizando el gasto energético y su repercusión económica.