Se disponen entre el baño y el muro, los dos elementos más importantes dentro del proyecto, espacios independientes en hilera y se crea un corredor donde se tensiona el espacio, una especie de pasadizo secreto que te lleva de una habitación a otra creando una serie de relaciones que favorecen el pasear por la casa y cuyo recorrido no está determinado, sino que es el propio usuario quien decide cómo transitarlo.
Una casa sin puertas por Casa Antillón. Fotografía por Imagen Subliminal.
Descripción del proyecto por Casa Antillón
Casa Antillón, estudio de Arquitectura y Diseño de Madrid presenta su primera reforma doméstica: Una casa sin puertas.
En el ático de esta casa se acumulaban juguetes, muebles y polvo. Era un espacio completamente diáfano, de aproximadamente 70 metros cuadrados, que apenas se utilizaba. Por ello, los clientes nos encargaron convertir esta buhardilla en una casa para sus hijos e invitados. Una pequeña casa que tuviera una sala de estar, un dormitorio, una chimenea, mucho almacenamiento y un baño.
Analizando este lugar, pronto entendimos que esta casa debía romper con las jerarquías habituales que encontrábamos en el resto de sus plantas. El proyecto no debía replicar la fórmula antigua de cajas grandes y cajas pequeñas, donde cada función queda completamente aislada por paredes, que solo se abren mediante puertas. Una tipología que obliga a cada habitación a tener una función específica sin ninguna oportunidad de relacionarnos.
Había que romper con las paredes de la casa: recortarlas, deformarlas, destruirlas. Y recuperar la idea milenaria de situar un fuego en el punto central, en torno al cual se articulan los diferentes espacios. Espacios que con el tiempo pueden cambiar su función, pues no les hemos puesto nombre, pero que garanticen, eso sí, cierta privacidad. Para ello creamos un muro curvo quebrado que divide los espacios en público y privado.
Una casa sin puertas por Casa Antillón. Fotografía por Imagen Subliminal.
La situación del muro es estratégica pues deja a un lado los lucernarios, por donde entra la luz de manera intensa, permitiendo contener toda esta entrada de luz a un lado del muro. Y abriendo huecos de modo que creamos, en un interior sin ventanas, la sensación de poder mirar fuera. Además, se abren dos pasos a cada lado del muro que dan acceso a las dos estancias más pequeñas y permiten, además, rodearlo.
Una operación parecida hacemos en el baño, que descomponemos en ducha, inodoro y lavabo. Tres espacios independientes situados en hilera de modo que ocupan en planta menos espacio y permiten un diálogo diferente con el apartamento. Nos imaginamos a una persona despertarse, caminar descalza por la moqueta de la casa, y entrar directamente a la ducha sin necesidad siquiera de abrir o cerrar puertas.
Entre el baño y el muro, los dos elementos más importantes dentro del proyecto, se crea un corredor donde se tensiona el espacio. Una especie de pasadizo secreto que te lleva de una habitación a otra y da acceso al baño. Creando una serie de relaciones, que no suelen existir en el ámbito doméstico, y favorecen el pasear por la casa. Un paseo que no está determinado pues es el propio usuario, cada día, quien decide cómo recorrer este espacio.