
Extrastudio plantean el proyecto en una parcela estrecha y empinada, en plena naturaleza, con una posición privilegiada a tan solo cinco minutos a pie de la playa, con vistas panorámicas al oceano, al valle y al pueblo a lo lejos.
Los arquitectos idearon la vivienda con un programa que esta libre de las obligaciones diarias, una casa de vacaciones que permite cierto grado de libertad y experimentación. Una vivienda que debe ser generosa, informal, estar presente físicamente, e imponer su propio ritmo.
Con esta premisa crearon una forma radicalmente simple para la casa, combinando elementos utilizados en edificios históricos locales de una manera que solo es posible en el presente.
En palabras de Extrastudio «la relación con la topografía fue fundamental: la casa roza el suelo con la mayor ligereza posible, permitiendo que el terreno existente fluya hacia abajo. Cuatro muros de carga sostienen un podio cruciforme, sobre el que se asienta la casa, suspendida sobre el terreno. La plataforma solo toca el terreno inclinado una vez para permitir el acceso, mientras que los demás lados albergan terrazas que flotan en el aire en todas direcciones y extienden el espacio interior hacia el exterior, otorgando a cada estancia su propio refugio privado.»

Casa Plaj por Extrastudio. Fotografía por Clemens Poloczek.
Descripción del proyecto por Extrastudio
Se recorta un vacío en la forma sólida de la casa para crear una entrada a un patio abierto, cerrado por una gran puerta corredera. Organizados en una sola planta, la cocina, el comedor y la sala de estar comparten un amplio espacio que se abre simétricamente al norte, este y oeste, mientras que los tres dormitorios están orientados al sur.
Con una superficie máxima cerrada de 120 m², el interior compensa su reducido tamaño aprovechando al máximo la altura del volumen, creando una inesperada sensación de grandeza y escala. Un gran tragaluz refuerza esta impresión en el salón, mientras que en otros espacios, una serie de óculos, proyectados con precisión dentro de la geometría de la estructura mediante un modelo 3D, permiten que la luz directa del tragaluz atraviese la casa, llegando a las zonas más oscuras. Durante cuatro meses al año, un haz de luz ilumina cada estancia antes del atardecer, alcanzando su máxima intensidad en los solsticios de verano e invierno.

Unos sencillos dispositivos arquitectónicos permiten y fomentan la flexibilidad y la informalidad. Las ventanas se hunden completamente en las paredes, transformando la casa en un amplio espacio al aire libre, extendiendo el interior al exterior y permitiendo que momentos como el baño se conviertan en experiencias al aire libre.
El estrecho diálogo entre los clientes y el constructor durante la obra permitió que el tiempo, la suerte y el conocimiento de los trabajadores dejaran huella en la casa. Las paredes de yeso gris se dejaron al descubierto, creando un interior monocromático. Se añadieron nuevos ojos de buey y nichos donde fue posible, se sustituyó una puerta de acero en el hueco de la escalera por cristal rojo, se eligió travertino plateado iraní y mármol verde azulado para combinar con las paredes interiores, y el exterior, que se pretendía gris, finalmente adquirió color.

En el exterior, una larga piscina se alza entre pinos silvestres, paralela al mar. El paisaje apenas se alteró. Se conservaron todos los árboles existentes y se plantó una cuadrícula de árboles frutales en las laderas para preservar el carácter agrícola del entorno.
Nuestros clientes nos invitaron a alojarnos en la casa tras su finalización. Los únicos sonidos en el aire eran las olas rompiendo en la orilla y las voces del otro lado del valle. Por la noche, pájaros que no conocíamos cantaban y las ranas que croaban de un arroyo cercano nos hacían compañía.