MEMENTO es una exposición y proyecto en torno a la memoria y al patrimonio emocional de un distrito a través del tatuaje. La exposición resume las historias de las personas del distrito de Arganzuela que acudieron a las sesiones, poniendo en común la memoria de los dibujos que cada uno tenía grabados en la piel.
Al entender el cuerpo como “arquitectura, esqueleto y vísceras de una construcción social” (Ricard Huerta), MEMENTO genera un diálogo que habla del patrimonio visual corpóreo y emocional de Arganzuela; una exposición que muestra los cuerpos del barrio como escenario de su memoria y diversidad.
Los participantes que acudieron a los talleres estaban entre los 20 y los 30 años, “no se puede hablar de un barrio así”, explica Gallego. Las reflexiones durante los talleres les han conducido a explicar una generación más que a un barrio.
El proyecto que ahora se puede ver durante todo noviembre en La Lonja de La Casa del Reloj (Matadero-Madrid), presenta una muestra fotográfica de las pieles que han formado parte de MEMENTO durante el mes de septiembre de 2019, acompañadas del patrimonio emocional asociado en formato de sus relatos.; dos piezas de videoarte a cargo del colectivo espíritu escalera y el artista Chaki Medina; dos piezas sonoras de la mano de los músicos y productores Jose Tena, Óscar Moreno “Ojo” y Javier Tasio.
Con una metodología basada en la paradoja de la línea de costa, por la cual un perímetro costero carece de una longitud debido a su naturaleza fractal, cuando hablamos de identidad, memoria o emociones de una comunidad, estas tienden a ser infinitas si ponemos atención en la pluralidad de identidades, memorias y emociones. Esto nos permite reflexionar sobre el cambio en los modelos afectivos y la forma de recordar.
El tatuaje cumple una función tanto personal como social: son recuerdos tangibles, son la memoria en la piel de una persona pero también un ejemplo de las dinámicas sociales y culturales de una comunidad determinada en un tiempo concreto. Al alejar el tatuaje del pandillerismo y desestigmatizar la práctica estética, podemos comprender la ornamentación corporal no como un delito, sino como un empoderamiento del mismo cuerpo.
El cuerpo se entiende como un territorio político que trasciende la esfera de lo privado y genera una herramienta de lectura de la comunidad de la que forma parte.