No obstante, el paso del tiempo ha provocado que su uso se redujese a un almacén de escombros. A partir de la intervención arquitectónica y arqueológica, Reina & Asociados recupera las zonas en cuestión y da paso al revestimiento de piedra natural con la que cuenta. La relación entre las naves y los jardines exteriores mejora la luz natural, que también se ve reforzada con un sistema de luces escondidas que aportan calidez al lugar.
Descripción del proyecto por Reina & Asociados
La propuesta contempla el acondicionamiento de los espacios de sótano del Palacio del Rey don Pedro (S. XIV) con el objeto de acoger en un futuro próximo una selección de piezas pertenecientes a la colección arqueológica del Alcázar.
La construcción del Palacio Mudéjar supone la destrucción de edificaciones almohades previas incluida la muralla meridional del complejo. En este frente, el edificio rebasa los límites del recinto islámico y salva mediante un cuerpo basamental el desnivel existente con los antiguos huertos y corrales –actuales jardines- situados a extramuros, construyendo la secuencia de espacios abovedados que son objeto de la presente actuación.
Será a finales del siglo XVI - durante el reinado de Felipe II- cuando se produzca la transformación más significativa de estos espacios, modificando su función inicial como almacén o bodega por un uso más lúdico vinculado intensamente con los jardines renacentistas. Esta operación supuso la reforma de los huecos primitivos –perforaciones de poca dimensión, a modo de saeteras- por huecos de paso que posibilitaron una relación directa con los jardines y la mejora de la ventilación de las naves. Posteriormente, el espacio vuelve a derivar hacia funciones de servicio o secundarias, cegando algunos de sus huecos y recibiendo posiblemente a finales del siglo XIX el aporte de escombros y otros materiales que elevaron su cota de pavimento, lo que ha permitido tras su excavación arqueológica la recuperación de una banda inferior de revestimientos originales.
El sótano se presenta al visitante como un contenedor valioso y oculto, esencial para entender la construcción del Palacio Mudéjar y su relación con las huertas y jardines históricos a lo largo del tiempo. La práctica ausencia de revestimientos permite la visión de las ricas texturas de las fábricas mudéjares de ladrillo.
La calidad patrimonial de los espacios dirige el esfuerzo proyectual a dos cuestiones esenciales: la restauración de muros y bóvedas -minuciosamente intervenidos para evitar variar su aspecto y materialidad- y la ejecución de un nuevo suelo que se superpone o flota como una capa más sobre los niveles originales, una superficie técnica que oculta las instalaciones necesarias para acondicionar los espacios y adaptarlos a la visita pública. Este plano unitario y aristado de piedra natural de pequeño formato y tono neutro, se ajusta y retira del perímetro para dejar a la vista los restos conservados de suelos y zócalos.
Destacar la recuperación de los huecos históricos, operación que establece lazos conceptuales con la realizada en el siglo XVI cuando se intensifica la relación de las naves con los jardines. La luz y los tonos de la vegetación exterior se introducen en las salas a través de estos huecos, ahora acristalados, que se diseñan con una carpintería mínima de acero que aspira a pasar desapercibida. La iluminación natural se complementa con un sistema indirecto dirigido hacia los revestimientos conservados en la base de los muros, generando una atmósfera cálida y envolvente, integradora del nuevo pavimento y las fábricas históricas.