Su imagen recuerda las formas aeronáuticas de la cercana T4, y su singular estructura no utiliza tirantes entre el arco y la base, sino que el tablero cuelga de una malla o celosía permeable de perfiles tubulares de acero, que genera un juego de luces y transparencias que varían según el momento del día.
Entre los retos de su proceso constructivo estuvo la instalación del tramo central del puente de 130 metros, para el que fue necesario montar la estructura en una plataforma lateral paralela a la M-12 para después desplazarla durante seis días hasta su posición definitiva.
Puente de la Concordia entre la T4 y Valdebebas. Fotografía por Imagen subliminal.
Puente de la Concordia entre la T4 y Valdebebas. Fotografía por Imagen subliminal.
Descripción del proyecto por Emilio Rodríguez Jiménez, Francisco José Domouso de Alba, Lorenzo Fernández-Ordóñez Hernández, Francisco Millanes Mato.
Este proyecto resultó ganador de un concurso de ideas al que concurrieron otras 12 propuestas en junio de 2007. Durante 2008 se redactó el proyecto constructivo.
El concurso postulaba un puente “singular”, como entrada a Madrid desde la T4 y al nuevo barrio de Valdebebas, que ha sido el responsable de su financiación. Este carácter icónico se planteó obtener con un objeto rotundo en sus límites formales, y con una geometría curva que generase una lectura organoléptica suave, caliente, y pesada, como un útil bruñido.
El puente proyectado es deliberadamente objetual, con una geometría clara y precisa, más cerca de los diseños industriales o de la industria de la aviación que la tradicional visión de ingeniería de caminos de arco y tablero. La continuidad material y curva se asemeja a la de un avión al que se le pudiera ver la estructura interior, en la que se intuye un armazón hueco y ligero formado por espinas longitudinales y costillas transversales. El aspecto formal más relevante y singular del diseño se desarrolla a partir de un doble “diagrid” o malla estructural permeable, de la que cuelga el tablero del arco y que, como plano de gran rigidez, materializa el alma, en malla o celosía, de la gran viga de altura variable en que se transforma el arco atirantado. El “diagrid” se diseña en doble plano en cada lateral de la espina de la estructura, conformando una cuádruple malla decalada que, al mismo tiempo que garantiza la necesaria transparencia visual, la dota de un carácter dinámico, generador de múltiples luces y sombras que reverberan y enriquecen las sensaciones visuales de las perspectivas. La propuesta “diagrid” aporta la novedad de una solución que rescata la tipología estructural en celosía tupida de finales del siglo XIX, destacando la esbeltez del arco rebajado y el aspecto dinámico que presenta el conjunto de la estructura.
Es un puente arco. El vano que salva es de 160 metros, con una anchura de 24.50 m (dos carriles por sentido). La estructura del puente es completamente de acero (arco, diagrid, tablero, estribos, pretiles y acabados interiores laterales de aceras). Toda la estructura metálica del puente está acabada con una pintura gris, RAL9006.