Nos llega este último libro de Rem Koolhaas publicado en español por la editorial Gustavo Gili. Como siempre, incisivo, oportuno y diferente, Rem Koolhaas nos presenta un pequeño ensayo sobre Singapur y su modelo urbano. Absolutamente recomendable!!

Situada casi en las antípodas del escenario que dio origen al proyecto moderno, Singapur se erige sorprendentemente como adalid triunfante de la estrategia de la vivienda moderna. Quizás por la confluencia con el autoritarismo y la mentalidad asiáticos, esta isla y ciudad−estado del sureste asiático ha adoptado sin escrúpulos el programa mecanicista y racionalista de la modernidad hasta configurar una demoledora "metrópolis potemkin".

Rem Koolhaas narra en este libro la crónica de la renovación urbana de Singapur desde que Lee Kuan Yew tomara en 1959 las riendas del primer gobierno autónomo de la ex colonia británica y emprendiera el proyecto de desarrollo de la isla auspiciado por las recomendaciones de la ONU. Un proyecto que pasó por hacer tabla rasa de las preexistencias y cuyo programa gubernamental fue acompañado de encuentros y desencuentros con el colectivo arquitectónico, como el movimiento metabolista representado por figuras como Fumihiko Maki o la intelectualidad de Singapur agrupada en el Singapore Planning and Urban Research (SPUR).

Tildada posteriormente de 'caricatura repulsiva' y 'orgía de vulgaridad eurasiática', la experiencia de Singapur, sin embargo, no fue excepcional, sino que se configuró como un patrón arquetípico que, como apuntó Koolhaas en este ensayo premonitorio, estaba preparado para extenderse por toda Asia: "Su modelo será el sello de la modernización de China. Y dos mil millones de personas no pueden estar equivocadas".

Texto del prólogo.-

Prólogo

Desde mediados de la década de 1980 hasta mediados de la de 1990 esperaba escribir un libro titulado The contemporary city. Tras examinar la vieja' Nueva York, quería estudiar nuevas ciudades, ciudades sin 'historia', como Atlanta. En 1995 empecé a impartir clases en la Harvard University. Yo quería que mi programa se titulase 'Centro para el estudio de (lo que solía ser) la ciudad', pero la dirección pensaba que era demasiado radical. Mi unidad fue 're−etiquetada' simplemente como 'Proyecto sobre la ciudad'. Con mis estudiantes como investigadores, examinamos el delta del río Perla y la ciudad de Lagos, una secuencia que concluyó, de momento, con los libros The great leap forward y The Harvard Design School guide to shopping, y los artículos 'La ciudad genérica' y 'Espacio basura'.

Son documentos que forman una serie e interpretan esas drásticas transformaciones de la globalización que han barrido, al parecer para siempre, el repertorio clásico de los arquetipos que habían definido nuestra idea de la ciudad: calles, bulevares, plazas, así como las reglas mediante las cuales se conectaban y los patrones por los cuales podían organizarse según la costumbre. Al actuar casi como antropólogos, queríamos considerar los nuevos dispositivos que habían desplazado a todo lo anterior y desarrollar un entramado dentro del cual se pudiese describir y entender esta nueva trama urbana. En Harvard quería estudiar en particular el declive de la influencia occidental en la formulación de la ciudad, así como empezar a establecer hipótesis sobre la naturaleza de las modernidades no occidentales que estaban surgiendo en África, el mundo árabe y Asia, y que obviamente iban a definir este nuevo siglo.

Europa y Estados Unidos elaboraron manifiestos creativos sobre la ciudad moderna mientras sus ciudades duplicaban su tamaño entre 1900 y 1980. La vertiginosa expansión de la ciudad moderna en Asia y África −a un ritmo tres veces más rápido que en Occidente− empezó en el momento en que 'nosotros' dejamos de reflexionar acerca de la ciudad. Como nuestro esfuerzo en ese 'Proyecto sobre la ciudad' coincidió con el agotamiento de la 'novedad' en el mundo occidental y su explosión en el oriental, estaba claro que, en cuanto a la conceptualización y la fabricación de la ciudad, 'nosotros' ya no estábamos al mando. El hecho de que esta aceleración tuviese lugar en sistemas políticos diferentes a nuestra democracia −la condición que 'nosotros' seguimos considerando esencial para la generación de la civitas− significaba que las ciudades se estaban desplegando 'fuera de nuestro alcance', en un territorio político desconocido.

Por tanto, el texto que sigue constituye también una indagación en un sistema político diferente de lo que Europa entiende como 'natural'. El ensayo investiga las consecuencias de este sistema en la ciudad que surge de él.

Como portador de este doble mensaje −la muerte del repertorio urbano y la génesis no democrática− no esperaba tener una acogida particularmente buena, pero me ha sorprendido hasta qué punto la 'comunidad arquitectónica' ha preferido, en general, considerar estas indagaciones analíticas −y claramente críticas− como un respaldo a toda esa operación.

La serie en su conjunto −pero este texto en particular− es un inventario de todos los ingredientes tal vez ligeramente crueles (la artificialidad, la vivienda en serie, la no democracia, el estatismo y la manipulación cultural y racial) que previsiblemente atentan contra nuestros valores más apreciados (y sentimentales). El texto sugiere que, de hecho, incluso una ciudad recién fraguada como Singapur tiene una historia, que su artificialidad no es estéril −en realidad, es un estilo, lo genérico, que puede contar con un enorme apoyo− y que en el ínterin cada vez más aspectos de la artificialidad de Singapur han ido entrando en la ecología de 'nuestras' ciudades: desde la plantación por doquier de césped y arbustos hasta las condiciones de impecable limpieza y control obsesivo en ciudades como París o Londres.

A partir de ahí, Sendas oníricas sugiere que la ciudad estado es una especie de laboratorio semántico donde algunas cuestiones desconcertantes que definen nuestra era (como la coexistencia racial) se pusieron a prueba antes de convertirse en enormes crisis o callejones sin salida en nuestro continente. Los experimentos realizados en Singapur veinte años atrás no son tan diferentes de los que se están llevando a cabo en la Europa contemporánea: en la educación extraescolar de apoyo, la medicina y las relaciones raciales. Puede que seamos menos diferentes de Singapur de lo que esperábamos.

Desde luego, resulta curiosamente paradójico que Singapur haya sobrevivido al menosprecio occidental y que actualmente sea uno de los destinos más populares entre empresas y expatriados atraídos por la ausencia de corrupción y la relativa solidez del imperio de la ley con las que allí cuentan.

Sendas oníricas fue mi último retrato de una ciudad real y existente. De hecho, fue en Singapur, agotado por los pormenores de la investigación, donde entendí de pronto que estaba empezando a captar la esencia no sólo de esa ciudad, sino de cualquier ciudad nueva; y allí escribí, febrilmente, el primer borrador de 'La ciudad genérica', una versión ligeramente disfrazada, abstraída y generalizada de Singapur.

Cuando se escribió este texto parecía que Singapur iba a ser el patrón para el desarrollo de China, pero eso resultó ser una vana ilusión; lo que llegó a ser, hasta cierto punto, fue el anteproyecto de nuestro propio entorno: muchos de sus temas nos acechan ahora en nuestra misma puerta.

Rem Koolhaas. Marzo de 2010.

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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Contraer

Rem Koolhaas nace en Rotterdam en 1944. Inicia su carrera como periodista trabajando el Haagse Post y tambien como set-designer en los Países Bajos y Hollywood. Comenzó en la Architectural Association School de Londres y estudió con Oswald Mathias Ungers en la Universidad de Cornell. En 1978, escribió "Delirious New York: un manifiesto retroactivo para Manhattan", que se ha convertido en un clásico de la teoría de la arquitectura contemporánea.

En el año 1975 - junto con Elia y Zoe Zenghelis y Madelon Vriesendorp - fundó OMA (Office for Metropolitan Architecture). Las obras más importantes por Koolhaas y OMA, son: el Teatro de Danza en la Haya, Países Bajos Danza Teatro, las viviendas Nexus, en Fukuoka, en Japón, el Kunsthal de Rotterdam, el Grand Palais de Euralille y Lille, la Villa dall'Ava, la Très Grande Bibliothèque, la biblioteca Jussieu en París, el ZKM de Karlsruhe y la Biblioteca Pública de Seattle, la Casa da Musica en Oporto o el CCTV en Pekín.

Junto con sus reflexiones sobre la sociedad contemporánea, estos edificios aparecen en su segundo libro, S,M,L,XL (1995), un volumen de 1.376 páginas escritas, como si se tratara de una "novela de la arquitectura". Publicado en colaboración con el diseñador gráfico canadiense Bruce Mau, el libro contiene ensayos, manifiestos, dibujos animados y diarios de viaje.

En 2005, con Mark Wigley y Ole Bouman, funda la revista Volumen, el resultado de una colaboración con Archis (Amsterdam), AMO y el C-lab (Universidad de Columbia, NY).

Su obra construida incluye la Biblioteca Nacional de Qatar y la Sede de la Fundación Qatar (2018), Fondation Galeries Lafayette en París (2018), Fondazione Prada en Milán (2015/2018), Garaje Museo de Arte Contemporáneo en Moscú (2015), la sede de China Central Television (CCTV) en Beijing (2012), Casa da Musica en Porto (2005), Seattle Central Library (2004) y la Embajada de los Países Bajos en Berlín (2003). Los proyectos actuales incluyen el Taipei Performing Arts Center, un nuevo edificio para Axel Springer en Berlín y la fábrica en Manchester.

Koolhaas dirigió la Bienal de Arquitectura de Venecia 2014 y es profesor en la Universidad de Harvard, donde dirige The Project on the City, un programa de investigación sobre cambios en las condiciones urbanas en todo el mundo. Este programa ha realizado investigaciones sobre el delta del río Pearl en China (titulado Great Leap Forward) y sobre la sociedad de consumo (The Harvard Design School Guide to Shopping). Taschen Verlag ha publicado los resultados. Ahora está preparando una gran exposición para el museo Guggenheim que abrirá en 2019, titulada Countryside: Future of the World.

Entre los premios que ha ganado en los últimos años, cabe mencionar el Premio Pritzker de Arquitectura (2000), el Praemium Imperiale (2003), la Real Medalla de Oro (2004) y el Pabellón Mies Van der Rohe (2005). En 2008, Time lo mencionó entre las 100 personas más influyentes del planeta y en 2010 se le concedio el León de Oro de Venecia.

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