
Kuma&Elsa realizan un proyecto guiados por la idea de crear un «mundo espejo». Frente a los muros que rodean el templo, sus árboles y linternas, y la forma en la que la cubierta del templo sobresale en altura en este contexto, la composición resultante es igualmente un mundo cerrado donde la arquitectura crea un mundo interior, de llenos y vacíos, que sitúan la casa de dos niveles, ocupando una planta de un cuarto de círculo en la parte trasera.
Una disposición que ayuda a no generar sombras sobre el espacio de acceso producidas por la luz del sur, pero también un gran espacio abierto que permite dotar a la vivienda de una luz neutra abundante. El resto es un inteligente juego de guiños a la arquitectura, muros, vegetación y entorno del mundo frente al que se mira.
Dos mundos que se miran el uno al otro, que dialogan y se respetan, que se abrazan como parte de un conjunto mayor.

Casa junto al templo por Kuma&Elsa. Fotografía por Shohei Kuma.
Descripción del proyecto por Kuma&Elsa
Mundo Espejo
El emplazamiento del proyecto parece estar en el umbral de otro mundo. Se encuentra frente a un templo, cuyo parque ocupa varias manzanas. Este está rodeado por altos muros, por encima de los cuales asoman árboles imponentes. El camino de acceso al edificio religioso está bordeado de linternas más altas que una persona, y el tejado del lugar de culto se oculta tras un denso follaje.
La casa está situada frente al camino de acceso, proyectada siguiendo la idea de un «mundo espejo». La composición del templo -un mundo cerrado y una arquitectura en su interior- se transpone al emplazamiento del proyecto, como un reflejo a lo largo de la línea de simetría de la carretera.
El intercambio entre estos dos mundos, y no sólo su yuxtaposición, es un elemento esencial del proyecto. El edificio principal de la casa, de dos pisos y con una planta en cuarto de círculo, se ubica en el fondo de la parcela. Esta posición libera un vacío que prolonga el parque, creando un espacio abierto destinado a la casa, del cual también se benefician las parcelas vecinas. Para preservar la respiración urbana que genera el umbral del templo, frente a la calle se instala un anexo de una sola planta. Este actúa como punto de referencia concreto cuando se mira de un mundo al otro, como si de un faro se tratase.

Frente al jardín, la fachada del edificio principal se pliega en cinco caras siguiendo un arco de círculo, lo que regula la luz solar del sur y reduce la sombra proyectada por la construcción. Una valla de acero zigzagueante envuelve el mundo de la casa, distanciándolo de la carretera. El interior de este mundo es de color verde y el parque se convierte en su telón de fondo, compartido con el templo.
En la planta baja del edificio principal se encuentran tres elementos estructurales diferentes, dispuestos de manera aparentemente aleatoria. La caja blanca es la entrada de la casa y funciona como un muro de carga. Los pilares redondos delimitan la zona de los baños y, dispuestos en arco de círculo, sostienen cada uno una viga. El pilar y la viga ensamblados en forma de T soportan las cargas verticales. Cada uno de estos elementos es de una escala más pequeña que la estructura general del edificio. Junto con la valla y la cocina, forman una familia de objetos híbridos que une los espacios interiores y exteriores de la planta baja.

El piso superior, por otro lado, funciona como un observatorio de los dos mundos desde la distancia. Tabiques paralelos parten de las aristas de la fachada al jardín y separan las tres habitaciones alineadas. En cada habitación, las aperturas dispuestas de forma radial enfocan el jardín y el templo. El espacio de las ventanas está proyectado para ser apropiado por los habitantes, ofreciendo un espacio para soñar o hacer los deberes con vistas a ambos mundos.
Uno frente al otro, la casa y el templo se encuentran y entrelazan. Con este proyecto pretendemos explorar y ensalzar la relación entre estos dos mundos.