La serie Standstill Architecture muestra a través de una serie de catorce fotografías las consecuencias de proyectos negligentes de la época, los mismos que identifican el paisaje con el territorio, dando por sentada la identidad del lugar. A través de sus imágenes, Bergera hace partícipe al usuario del conflicto con la intención de estimular el conocimiento y la posibilidad de pensar nuevos modelos de futuro.
Descripción por Chus Tudelilla
La crisis económica en España provocó el cierre y consiguiente abandono de instalaciones concebidas para satisfacer a una cierta demanda de lujoso entretenimiento durante los considerados años de bienestar y abundancia. La ambiciosa restauración del viejo Balneario de Panticosa, situado en el Valle de Tena del Pirineo oscense, en el fondo de una cubeta glacial, a 1636 metros de altura, y su transformación en un moderno centro turístico se desvaneció repentinamente en 2008, provocando el brusco final de la construcción del Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Álvaro Siza), del apartahotel (Álvaro Siza y Jesús Manzanares) y del parking (Jesús Manzanares), además del cierre temporal del Gran Hotel (Rafael Moneo).
En diciembre de 2011, Iñaki Bergera, arquitecto y fotógrafo, comenzó a fotografiar el abandono de las instalaciones del Balneario de Panticosa. Desde entonces su mirada ha atendido a los muros que conforman los edificios y traducen las ideas de quienes los proyectaron, y al fracaso de una arquitectura incapacitada para crear emociones sin nadie que la habite. Del balneario se conservan muchas fotografías de sus años de esplendor que dan testimonio de un tiempo de descanso en un lugar recóndito, al cobijo de un paisaje en continua mudanza por su dinámica inestable que, en la secuencia de imágenes captadas por Bergera, parece contagiar a los restos de materiales de construcción que bruscamente se desprenden, tapizan la superficie de los suelos y se derraman hacia el paisaje reclamando su origen natural. La chatarra, la basura, la suciedad y las malas hierbas notifican el momento en que todo quedó en suspenso y dio comienzo el deterioro que avanza imperturbable por ser testigo de las consecuencias de proyectos negligentes que identifican el paisaje con el territorio, obviando la identidad del lugar. Bergera nos hace partícipes del conflicto con la intención de estimular el conocimiento y la posibilidad de pensar nuevos modelos de futuro.