La casa dispone de dos entradas principales, una en el nivel superior y otra desde la plataforma de la piscina a la que se accede desde una escalera peatonal exterior de piedra. El volumen de hormigón en el nivel inferior se encuentra apoyado sobre cinco pilares de hormigón visto de planta triangular irregular, cada uno de ellos con geometrías distintas que consiguen proteger del sol y del viento los paños de vidrio, mientras que, en el nivel superior, una celosía de pilares de hormigón, esta vez cuadrados de 25x25 cm protegen los dormitorios y la escalera de la radiación directa del sol.
El proyecto, aprovechando su situación en el desierto, hace uso de estrategias pasivas para recibir la energía del sol, tanto a modo de iluminación a través de los cerramientos acristalados o los ocho lucernarios con los que cuenta, como a modo de transformación en energía. A parte, la escasa lluvia se recoge en la gran cubierta almacenándose en aljibes para la distribución en el riego del jardín.
Descripción del proyecto por José Francisco García-Sánchez
La Casa Jacaranda es radical en su materialidad, es radical en su significación, es radical en su relación con el paisaje, es radical en la experiencia que se produce cuando se recorren los diferentes itinerarios que se proponen, es radical en su abstracción, es radical en el uso de la luz natural y es radical en su voluntad por investigar nuevos paisajes domésticos.
Memoria. Proyecto
La Casa Jacaranda se sitúa en una parcela en pendiente con vistas al mar Mediterráneo, al cerro Negro y al pueblo de pescadores de Las Negras, situado en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, en Almería. A la parcela se accede desde una calle situada en la parte superior.
Se trata de una casa que tiene la voluntad de convertirse en una vivienda permanente para una familia formada por cuatro miembros con una vida social activa, por lo que se presenta un programa doméstico conocido. Las limitaciones normativas, presupuestarias y algunas obligaciones programáticas terminaron por dar forma a la propuesta finalmente ejecutada, después de varios proyectos, y de algún cambio de parcela.
La primera operación del proyecto fue la de realizar la transformación y el desplazamiento de las tierras de la parcela construyendo muros de piedra seca (balates) y bancales a modo de aterrazamientos naturales. Se trata de una forma tradicional e histórica de intervenir en paisajes en pendiente con la voluntad de producir bancales donde poder desarrollar actividades agrícolas. Apoyándose en una de esas plataformas se construye la Casa Jacaranda. Un volumen de hormigón, de ladrillo y de vidrio —de dos plantas— se apoya sobre una gran plataforma horizontal donde se sitúa la piscina y bajo la cual se establece otro espacio de servicio. Por lo tanto, la casa dispone de tres niveles:
a) Un nivel intermedio, abierto completamente hacia la plataforma donde se sitúa la piscina y con vistas al mar. En este nivel se sitúan el salón, la cocina, la zona de producción y los servicios dependientes, así como un dormitorio de invitados.
b) En el nivel superior se sitúan los tres dormitorios y el garaje al que se accede desde una rampa exterior.
c) Bajo la plataforma de la piscina se sitúa el área de almacenaje e instalaciones.
La casa dispone de dos entradas, una en el nivel superior y otra desde la plataforma de la piscina a la que se accede desde una escalera peatonal exterior de piedra que desciende desde la calle. También el semi-sótano también tiene un acceso desde el exterior.
El volumen de hormigón se presenta en el nivel inferior apoyado sobre cinco pilares de hormigón visto de planta triangular irregular, cada uno de ellos con geometrías distintas y que actúan para proteger del sol y del viento los paños de vidrio. Estos pilares, de grandes dimensiones —cuyos lados miden más de 1 metro—, pretenden presentarse desde la fachada como elementos abocinados que producen espesor y profundidad en los umbrales que se forman en el perímetro de la planta principal. Pero algunos de esos pilares, como el de la esquina, cuando se percibe desde una posición oblicua, se presenta ante el espectador casi como una 'hoja de papel' de hormigón.
En el nivel superior, una celosía de pilares de hormigón, esta vez de planta cuadrada de 25x25 cm protegen los dormitorios y la escalera de la radiación directa del sol. Y además, se ofrecen como parte de la imagen exterior del volumen de la casa.
La Casa Jacaranda se aprovecha que está situada en un desierto, para recibir la energía del sol, bien a modo de iluminación a través de los cerramientos acristalados o los ocho lucernarios con los que cuenta, o bien a modo de transformación en energía. La escasa lluvia se recoge en la gran cubierta y se almacena en aljibes para la distribución en el riego del jardín.
Recorridos y actividades
Sobre la plataforma de la planta baja —tanto en el interior como la terraza de la piscina— se desarrollan las principales actividades domésticas de la Casa Jacaranda, permitiendo el intercambio entre el interior y el exterior. El clima mediterráneo permite el desplazamiento de actividades entre distintos ámbitos de la casa. El perímetro acristalado se retranquea respecto al plano de fachada produciendo espesos umbrales y lugares intermedios.
La Casa Jacaranda dispone de tres escaleras interiores, una principal y dos de servicio en los extremos. De ese modo, se plantean recorridos non-finitos, que permiten realizar itinerarios continuos, por ejemplo es posible subir desde la planta principal por alguna de ellas, y bajar por otra escalera. Si a esto se añade el trazado de las escaleras exteriores que unen los tres niveles, las posibilidades de desplazamiento se multiplican, así como la experiencia de los distintos recorridos. De igual modo, todas las estancias y habitaciones de la casa disponen de, al menos, dos posibles conexiones con espacios adyacentes. Así se permite que todos los espacios sean entendidos indistintamente, además, como lugares de estancia o de tránsito. Esta libertad de desplazamiento ofrece al habitante y al visitante una visión más amplia durante la experiencia doméstica.
Texturas e influencias
Existe un discurso fenomenológico vinculado a la materia donde la textura, la materialidad, la rugosidad o su comportamiento ante la luz la asocian generosamente a lo sensual, haciendo que el ojo pierda el monopolio de la emoción delegando en el tacto, el oído o el olfato.
La Casa Jacaranda recibe las trazas y huellas producidas durante el proceso de construcción, tanto en los muros de hormigón de color blanco como en los ladrillos de tejar, de factura manual e irregulares, de algunos de sus muros. No es nueva, en una obra de arquitectura, de la convivencia del hormigón construido mediante enconfrados formados por tablas irregulares de madera y de muros de fábrica de ladrillo vistos. Ambos materiales se relacionan bien, ya que las tablas del encofrado, si se disponen de forma horizontal, establecen relaciones de simpatía con las llagas horizontales de la fábrica de ladrillo). De igual modo, la imperfección del hormigón construido mediante este sistema, casi artesanal, y la disposición de los ladrillos de tejar —que se presentan igualmente de forma irregular— también ayudan a la buena sintonía de ambos sistemas y materiales.
La casa es heredera, de algún modo, de una tradición de arquitecturas construidas de hormigón y ladrillo, sobre todo, en las décadas de 1960 y 1970. En este sentido, la Casa Jacaranda no quisiera sentirse alejada de algunas obras de Javier Carvajal, Fernando Higueras o Miguel Fisac.
Siguiendo la tradición mediterránea, todo se encala de color blanco —a excepción de los muros exteriores que actúan como contención del terreno que se dejan de color natural del cemento—, unificando materiales por el color, pero dejando que afloren las texturas y materialidad de cada uno.
Conclusiones
La Casa Jacaranda pretende presentarse como una arquitectura contemporánea que ha recibido referencias materiales y formales de la arquitectura moderna del siglo XX, pero que también ha indagado en algunos temas que han sido objeto de estudio e investigación a lo largo de toda la historia, como el peso, la gravedad, el espesor, la materia o la abstracción.
La obra pretende presentarse como si se tratara de una estructura habitada, como una infraestructura dispuesta sobre el paisaje desértico del Cabo de Gata, donde la abstracción formal convive con el organicismo con el que se resuelve el aterrazamiento de la parcela y el jardín.