El proyecto de scob cuenta con 1.150 m² de cubiertas vegetales, 460 m² de vegetación vertical trepadora en la fachada posterior y 1.000 m² de vegetación autóctona en terrazas y patio de manzana. Estos espacios exteriores son destinados al ocio y descanso de los usuarios y vecinos del edificio. Se ha planteado un edificio con un acceso principal amplio y de dos alturas que da paso a un espacio interior diáfano y flexible. El parking, que cuenta con luz y ventilación natural, dispone de un área para bicicletas y patinetes.
La intervención aprovecha y pone en valor más del 80% de la estructura original del edificio de 1986. La fachada principal, que da a la calla Aribau, se integra compositiva y cromáticamente en el entorno urbano del Ensanche con piezas prefabricadas de hormigón que emulan la piedra de Montjuïc, predominante en las fachadas del entorno urbano. La fachada interior que da al patio de manzana fomenta la relación del edificio con el jardín mediante grandes balcones corridos de módulos metálicos prefabricados.

Reforma del edificio Aribau195 por scob. Fotografía por Adrià Goula.
Descripción del proyecto por scob
Un edificio de espacios flexibles
El edificio de oficinas Aribau195 contribuye a la actualización del parque inmobiliario mediante una operación de rehabilitación a gran escala orientada al Core & Shell.
El proyecto de arquitectura y paisaje se rige por los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), siendo clave la estrategia que busca minimizar el impacto de huella de carbono de la construcción, aportando espacios verdes ricos en biodiversidad, alineados con los objetivos de la promotora del edificio. Gracias a los criterios de sostenibilidad aplicados, así como a la atención prestada al bienestar de los usuarios, al impacto medioambiental y a la eficiencia energética del edificio, el proyecto ha obtenido las certificaciones LEED Platinum y WELL Gold.
La singularidad del concepto del proyecto radica en la consolidación de una actuación equilibrada que combina la modernización global del edificio, desde el respeto por el patrimonio arquitectónico barcelonés, con la materialización de 1.200 m2 de espacios libres por planta, que disponen de amplios exteriores vegetados.
El acceso principal al edificio cuenta un espacio amplio y diáfano con dos alturas. En el lado izquierdo destaca la composición de cerámica en tonos verdes, la gama cromática que seguirá todo el proyecto. Esta composición genera unas texturas que cambian con la luz a lo largo del día.
La distribución interior agrupa los elementos fijos y las instalaciones en el centro, para ofrecer unos interiores flexibles, diáfanos, luminosos y con ventilación natural cruzada. La renovación pone en valor la estructura original de este espacio, dejando el forjado reticular de casetones recuperables a la vista como protagonista y con todas las instalaciones integradas. Esta solución integra estructura actual con las nuevas instalaciones y posibilita que toda la planta tenga la altura necesaria para el uso de oficinas y el edificio prolongue su vida útil.
El parking del edificio, con luz y ventilación natural, que cuenta con una amplia área para bicicletas y patinetes, se ha remodelado completamente usando la misma gama cromática en tonos verdes.
Los materiales empleados minimizan el impacto de la huella de carbono en el ciclo de vida completo de la construcción, al tiempo que aportan calidez, domesticidad y confort para el usuario final.
Empatía con el entorno: Ensanche barcelonés
La propuesta para Aribau195, con un enfoque que relaciona arquitectura y paisaje, consigue renovar un inmueble de oficinas representativo y promover al mismo tiempo la recuperación del espíritu y el carácter identitario del Plan Cerdà de 1859, símbolo del principio igualitario del urbanismo de Barcelona. La adaptación al contexto arquitectónico del barrio se ha reflejado tanto en envolvente como en el jardín del patio interior del edificio.
Este proyecto pone en evidencia las posibilidades que ofrece el barrio del ensanche y sus patios interiores en la búsqueda de la renaturalización de la ciudad. Se estima que el distrito cuenta con 45 patios interiores de manzana recuperados parcialmente por el Ajuntament de Barcelona, de un total de 520 existentes.
Envolvente y cubiertas
El proyecto reforma y amplía un edificio de oficinas preexistente y su patio interior destinado a instalaciones, aprovechando más del 80% de la estructura original, favoreciendo la integración volumétrica, compositiva y material del conjunto construido en el contexto del ensanche barcelonés.
La fachada principal de la calle Aribau prioriza la integración compositiva y cromática. Para ello, se diseña ad hoc una pieza prefabricada de hormigón arquitectónico de alta densidad, que emula la piedra de Montjuïc —hoy ya inexistente— y aporta orden, ritmo y color acordes al contexto que la rodea. El edificio retoma así la tradición de las fachadas de piedra con ventanas de madera propias de los edificios del Ensanche.
La fachada interior que da al patio de manzana favorece la relación de las oficinas con el jardín, proporcionando unos grandes balcones corridos que se componen de módulos metálicos prefabricados en taller y montados in situ que incorporan elementos de vegetación trepadora, protegen de la insolación sur oeste y mejoran pasivamente la eficiencia energética.
El proyecto aporta 1.150 m2 de cubiertas vegetales. Esta superficie está acompañada por 460 m2 de vegetación vertical en la fachada posterior, lo que aporta beneficios para la ciudad, con el aumento de biodiversidad en el entorno, la mejora de la calidad del aire gracias a la absorción de CO2, su efecto regulador de la humedad que contribuye a la reducción del efecto isla de calor, además de actuar como excelente aislante térmico
Ambas fachadas, junto con las cubiertas, ponen especial atención en su comportamiento bioclimático y su capacidad de integración paisajística en relación con el entorno intervenido.
Jardín interior. Hábitats saludables
La actuación se centra en la revitalización del interior de manzana mediante estrategias que contribuyen a la naturalización de la ciudad, el aumento de la biodiversidad y la mejora de la ecología urbana en beneficio de las personas.
Para ello, se ha plantado vegetación también en terrazas y en los 1.000 m2 de patio de manzana. Los nuevos espacios exteriores, pensados para la actividad laboral o de ocio del usuario, incluyen zonas verdes inmersivas con más de 5.000 plantas y 16 árboles, así como un pequeño huerto para los inquilinos.
La vegetación propuesta es autóctona y adaptada, de bajo consumo hídrico y el sistema de riego se plantea recuperando aguas grises y siguiendo criterios de sostenibilidad. A su vez, se obtiene una mejora del confort climático y el control de la radiación solar mediante la incorporación de plantas trepadoras y árboles caducos que proporcionan sombra en verano y permiten la exposición solar en invierno.
La creación de espacios exteriores en el patio de manzana, para descansar, comer, pasear o hacer ejercicio durante la jornada ha sido otra de las acciones prioritarias del proyecto, para convertirlo en un recinto más natural, fresco y amable, pensado para el bienestar de los usuarios, de los vecinos y en definitiva, de la ciudad.