El maestro portugués Eduardo Souto de Moura fue el encargado de proyectar este complejo con su parcela ubicada donde el entorno de la Avenida Boavista transforma su estructura de calle en algo parecido a una carretera, un lugar en el que la morfología urbana se fragmenta en un mosaico discontinuos.

Un complejo abstracto, de gran brillantez y con claras referencias a la arquitectura de Mies van der Rohe. Un conjunto, donde la imagen estructural predomina sobre todo lo demás.

 
«Fui más allá del simple diseño de una prenda para el edificio, sugiriendo a los ingenieros que diseñáramos una fachada estructural. La estructura es incontrovertible: sin ella, el edificio se derrumbaría. Esto los calmó: «La ingeniería es una ciencia, no es como la arquitectura.» Quedaron piedra y hierro. Gracias a Rui Furtado y Coutinho Gouveia (1991).»
Eduardo Souto de Moura
La solución proyectada por Eduardo Souto de Moura consistió en levantar sobre una plataforma horizontal dos edificios de diferente escala, uno horizontal y otro vertical, la torre.

Sobre la plataforma, que acoge dos plantas de aparcamiento, se levantan: un edificio de cuatro niveles, con una planta de forma rectangular, que se vincula con las escalas de los edificios cercanos, y una gran torre de ofcinas cuadrada de veinte plantas, que elegantemente se separa de la alineación a la avenida, generando un espacio de transición entre el trafico de la bulliciosa avenida y la edificación.

La envolvente del edificio se expresa de forma modular mostrando su sistema constructivo como imagen, y a la vez poniendo especial atención a la orientación del sol. La retícula de la fachada desarrolla una composición que enmascara los diferentes niveles, generando la imagen de ser mucho más alta de lo que sus veinte plantas desarrollan.

En la plaza delantera cabe destacar la interesante escultura de Ângelo de Sousa.
 

Descripción del proyecto por Eduardo Souto de Moura 

El sitio se ubica donde la avenida Boavista se divide en tramos discontinuos.

La solución consiste en una plataforma nivelada que incorpora dos volúmenes cercanos que se relanzan en diferentes escalas.

Un edificio bajo en forma de cinta permite que el recinto se aproxime más al anonimato buscado.

La torre, apartada de la avenida, se eleva desde la plataforma, a la espera de nuevas y futuras obras de arquitectura por venir.

Los pueblos pequeños siempre tienen una arquitectura pequeña. Cuando se hacen grandes, todos los grandes edificios son inevitablemente diseñados por extranjeros.

Una torre no es un encargo normal, mucho menos para mí: ni siquiera había diseñado un ascensor en ese momento. Empecé diseñando viviendas unifamiliares con una altura interior de dos metros y cuarenta (centímetros), por lo que al principio emprendí este proyecto con mucha desgana, retrocediendo para dejar espacio a la torre como en un ataque frontal.

Cuando me hice cargo del proyecto y estaba listo para ponerme a trabajar, el departamento de bomberos ya había decidido las alturas; los consultores británicos habían establecido el módulo de los pilares y los ingenieros el espesor de las losas del piso.

Con el núcleo del edificio ya decidido por las normas de seguridad, su ancho se convirtió simplemente en el resultado de la suspensión permitida para las losas del piso: veintisiete metros.

¿Es posible que la arquitectura de los bloques de pisos haya sido siempre así, una especie de enfoque «Big Mac»? Siza, que estaba construyendo al lado y tenía más experiencia en este tipo de cosas, confirmó que sí. El perfil estaba arreglado y Vitruvio con sus utilitas, firmitas y venustas definitivamente estaba viejo.

Nos dejaron proyectar la arquitectura de la piel del edificio (Herzog tenía razón). Mientras tanto, los propietarios lanzaban soluciones prêt-a-porter: «Sin madera ni acero... el hormigón prefabricado es demasiado barato... granito, sí, granito, estamos en Oporto, la ciudad del granito.»

Fui más allá del simple diseño de una prenda para el edificio, sugiriendo a los ingenieros que diseñáramos una fachada estructural. La estructura es incontrovertible: sin ella, el edificio se derrumbaría. Esto los calmó: «La ingeniería es una ciencia, no es como la arquitectura.» Quedaron piedra y hierro. Gracias a Rui Furtado y Coutinho Gouveia (1991).

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Más información

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Arquitectos
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Equipo de proyecto
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Fase 1 (1991/1995).- Teresa Gonçalves, Adriano Pimenta, António Dias, Filipe Pinto da Cruz, Francisco Cunha, Francisco Vieira de Campos, Graça Correia, Manuela Lara, Marie Clement, Nuno Rodrigues Pereira, Pedro Mendes, Pedro Reis, Silvia Alves.
Fase 2 (2003/2004).- Silvia Alves, Diogo Guimarães, Manuel Vasconcelos, Diogo Morais, Susana Monteiro.

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Colaboradores
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Consultores estructurales.- AFAssociados.
Consultores hidráulicos.- Vitor Abrantes Consultores.
Consultores eléctricos.- Rodrigues Gomes & Associados.
Consultores mecánicos.- AFAssociados.

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Constructora
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San José.

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Fechas
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1991-2003-2007.

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Localización
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Avenida da Boavista, 1837, Oporto, Portugal.
 

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Fotografía
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Luis Ferreira Alves.

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Eduardo Souto de Moura nació en Oporto, Portugal, el 25 de julio de 1952. Su padre era oftalmólogo y su madre, ama de casa. Tiene un hermano y una hermana: ella es también doctora, y su hermano es abogado, con una carrera política que lo llevó a ser Fiscal General de Portugal. Está casado con la arquitecta Luisa Penha y tiene tres hijas: Maria Luísa (arquitecta), Maria da Paz (enfermera) y Maria Eduarda, quien estudia arquitectura en tercer año en la Facultad de Arquitectura de Oporto.

Cursó sus primeros años escolares en la Escuela Italiana de Oporto. Se inscribió posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de la misma ciudad, donde comenzó estudiando escultura. Sin embargo, tras un encuentro en Zúrich con el artista Donald Judd, decidió cambiar su rumbo profesional hacia la arquitectura. A lo largo de sus años de formación, trabajó con los arquitectos Noé Dinis y, posteriormente, con Álvaro Siza, con quien colaboró durante cinco años. También participó, junto a su profesor de urbanismo Fernandes de Sá, en un proyecto para un mercado en Braga, que ya ha sido demolido debido a los cambios de patrón de este tipo de áreas comerciales.

Tras cumplir dos años de servicio militar, en 1980 ganó el concurso para la Casa das Artes en Oporto, lo que marcó el inicio de su trayectoria como arquitecto independiente. Ese mismo año fundó su propio estudio. En 1997 concluyó la conversión del Monasterio de Santa Maria do Bouro en la Pousada Mosteiro de Amares, un hotel estatal que combina elementos contemporáneos con la arquitectura original del siglo XII. Entre sus obras más reconocidas también se encuentra el Estádio Municipal de Braga (2003), excavado en la ladera de una antigua cantera, un ejemplo magistral de integración con el entorno natural. En 2009 completó la Casa das Histórias Paula Rego, cerca de Lisboa, cuyas cubiertas piramidales de color rojo generan una poderosa relación visual con el paisaje circundante.

A lo largo de su carrera, ha sido invitado como profesor en numerosas escuelas de arquitectura de prestigio, incluyendo Harvard, ETH Zúrich, EPFL Lausanne, París-Belleville, Dublín y Ginebra, además de su labor continua en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. En estos contextos académicos ha mantenido diálogo e intercambio intelectual con arquitectos como Jacques Herzog y Aldo Rossi.

Su obra, frecuentemente descrita como “neo-miesiana”, se caracteriza por una meticulosa selección de materiales —granito, madera, mármol, ladrillo, acero, hormigón— y por su sensibilidad hacia el uso del color. No obstante, evita materiales en peligro de extinción y aboga por un uso responsable, especialmente de la madera, promoviendo la reforestación. Ha señalado que “no hay arquitectura ecológica, ni inteligente, ni sostenible; solo hay buena arquitectura”, subrayando que los problemas contemporáneos —energía, recursos, costes, aspectos sociales— deben ser siempre considerados. En ese sentido, entiende la arquitectura como un asunto global.

En diferentes momentos ha expresado su fascinación por Mies van der Rohe, destacando la tensión entre clasicismo y neoplasticismo en su obra, y la experimentación que lo convirtió en un arquitecto «tan moderno que ya era "post"». Aunque reconoce la influencia miesiana, especialmente en su Torre Burgo, se identifica con la reflexión de Francesco Dal Co: «es mejor no ser original pero bueno, que querer ser muy original y malo».

Souto de Moura ha sido distinguido con numerosos premios internacionales. En 2011 recibió el Premio Pritzker, siendo elogiado en la ceremonia por el entonces presidente estadounidense Barack Obama, quien destacó su estadio de Braga. En 2018 obtuvo el León de Oro en la Bienal de Venecia, y en 2024 fue condecorado con la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia.

Defensor de una arquitectura situada, específica y consciente, afirma que «no existe la arquitectura universal; todo está enraizado en su lugar». Considera que proyectar implica construir fragmentos urbanos y geográficos, uniendo ética y estética, tal como lo hicieron los griegos. Hijo de un médico, ha comparado su propio enfoque profesional con el de un doctor que examina cuidadosamente el cuerpo del paciente, subrayando la precisión, observación y revisión constante en su método de trabajo. También promueve entre los jóvenes arquitectos el estudio riguroso, el viaje y el esfuerzo continuado como pilares fundamentales de la formación.

Nacido y criado en un país marcado por la historia de los descubrimientos, la dictadura y la Revolución de los Claveles, su arquitectura refleja una profunda conciencia cultural y un compromiso con los desafíos del presente. En una época de crisis ecológicas y desastres naturales, Souto de Moura sigue proyectando desde la convicción de que solo la inteligencia, la cultura y la atención al contexto pueden conducir a una buena arquitectura. El mundo espera con atención su próxima obra maestra.

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Publicado en: 6 de Noviembre de 2021
Cita:
metalocus, JOSÉ JUAN BARBA
"Abstracción Miesiana. Torre Burgo por Eduardo Souto de Moura " METALOCUS. Accedido el
<https://www.metalocus.es/es/noticias/abstraccion-miesiana-torre-burgo-por-eduardo-souto-de-moura> ISSN 1139-6415
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