Para el diseño de la imagen y del pabellón virtual se ha trabajado en colaboración con el estudio de visualización de datos Bestiario. Cinco de los proyectos se muestran apoyados en realidad aumentada.
Entre la ecléctica selección del pabellón se pueden ver propuestas que revisan críticamente el pasado, otras que redefinen espacios cotidianos del presente, también aquellas que imaginan un futuro fundamentado en la sostenibilidad, el bienestar y la justicia social, así como fórmulas que entremezclan el mundo real y el virtual. Será la primera vez que el Pabellón muestre, por ejemplo, tesis doctorales sobre arquitectura.
En becoming, la información es material y grafía en el suelo 52 adjetivos que organizan espacialmente los trabajos tatuados en las paredes del pabellón recuperado y ahora vacío diseñado por Vaquero Palacios en 1952. Dentro de esta recuperación se realizó también una convocatoria para transformar el espacio exterior perimetral del Pabellón. La intervención ganadora tiene como objetivo permanecer en el pabellón una vez ésta finalice.
En los 1072 m² de wallpaper que envuelve el pabellón, lo gráfico como método de investigación, constituye un lenguaje social que permite establecer conversaciones en las que confrontar lo intocable, revisándolo y poniéndolo en crisis y entrar en diálogo con otras disciplinas que también como agente activos participan en una construcción colectiva del mundo.
Los becomers se califican como emergentes, activando formas diferentes de ser arquitectos, abriendo caminos que permiten explorar otros modos de desempeño profesional en una quiebra irreversible de los modelos tradicionales de progreso, prestigio y calidad en todas sus dimensiones que han alumbrado una impredecible condición política a nuestro trabajo. Sin tabiques entre la arquitectura imaginada y la construida, becoming recupera el pabellón para unos arquitectos que ya no dominan todo el área disciplinar; como estrategas, a partir de los recursos económicos y materiales que disponen, son responsables de inventar su propia profesión. El futuro de la arquitectura no es arquitectónico.
Lo político en arquitectura tiene que ver en cómo se posiciona en relación a las estrategias del poder que regula nuestras vidas y en relación a los agentes sociales, a la ciudadanía y especialmente con los sectores más vulnerables. becoming nos invita a repensar tanto las herramientas de la arquitectura como sus modos de aprendizaje y los alcances políticos de sus producciones. Los entornos de aprendizaje oficiales ya no son lugares para dar continuidad a lo que ya está normalizado, sino laboratorios donde ensayar las condiciones de posibilidad de las arquitecturas y las subjetividades por venir.
Los becomers parece que se sienten como actores implicados en la construcción de mundos alternativos que nunca pueden ser exclusivamente atendidos desde la arquitectura, donde aparecen temas y libertades inalcanzables desde lo establecido.
becoming quizás no se lee fácilmente; no son territorios ocupados, ni presencias construidas, ni siquiera objetos posicionados: son intereses, preocupaciones y modos de estar en el mundo compartidos a través de acciones, discursos y producciones desarrolladas en entornos de aprendizaje. Hablan de nueva condiciones alejadas de posiciones incompatibles, donde la investigación, el proyecto e incluso la acción se desarrollan como una misma práctica crítica que introduce.
becoming propone además otras convocatorias específicas en el marco de la Bienal. La primera de ellas ha invitado a los colectivos de estudiantes a presentar un proyecto de transformación del espacio exterior perimetral del Pabellón de España en Venecia. El jardín (in)temporal es la intervención que se puede encontrar como final de recorrido del pabellón español.
La propuesta plantea recuperar este espacio abandonado, reconociendo su carácter de jardín espontáneo. Para ello, se anima a todos los visitantes a participar en la re-programación del jardín, realizando una plantación mediante bolas de semillas.
Una vez concluida la Bienal, el patio quedará de nuevo abandonado, pero el jardín permanecerá. Con esta nueva energía insuflada, el jardín podrá seguir creciendo y transformándose de manera autónoma, hasta que volvamos a descubrirlo en la próxima Bienal.
Dentro de esta primera convocatoria específica, se aceptó también la propuesta de un segundo grupo de estudiantes para re-ocupar el espacio trasero del pabellón, que tradicionalmente se usaba para el almacenaje, y que ahora se convierte en la puerta de salida de la exposición. Se trata de una instalación de cortina que refleja los conceptos que han inspirado la muestra. El proyecto Come-In pretende dialogar directamente con la idea de Becoming, propuesta por el equipo curatorial, materializándose en una instalación temporal y efímera de ocho metros de altitud.
A través de una cortina hecha con eslabones metálicos, quedan dibujados los hashtags que definen los proyectos del interior del pabellón. Las palabras parecen quedar en flotación gracias a los colores elegidos que se integran a la perfección en la gama cromática del entorno de los Giardini.
Esta manera de representación permite al visitante cerrar el recorrido del Pabellón de España provocando a su vez que los propios hashtags se dibujen y desdibujen con el paso de la gente. Esto acompaña a la idea de becoming de un "llegar a ser" que está en constante proceso, cambio o evolución. La materialidad evanescente de la cortina dialoga en contraposición a la rotundidad material del propio ladrillo con el que se construyó en su origen el Pabellón de España.
Asimismo se ha realizado otra convocatoria junto con los pabellones de Bélgica y Holanda, a través del concurso llamado Out of the Box Celebration. Se demandaba una propuesta que ocupara el espacio entre estos tres pabellones. La ganadora seleccionada entre más de 100 ideas presentadas es la instalación Europa, que parte de unos estudiantes belgas, y que propone la desaparición de las divisiones entre países y pabellones.
La propuesta abierta y libre del Pabellón de España recoge la declaración de intenciones de las comisarias asignadas para la Biennale Architettura 2018, las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley Mcnamara. Bajo el paraguas del concepto Freespace las comisarias animan a revisar las formas de pensar con nuevas maneras de ver el mundo para inventar soluciones donde la arquitectura proporcione el bienestar y la dignidad a la ciudadanía de este frágil planeta.