La vegetación se mantuvo tanto en los espacios abiertos como en él edifico, de esta manera se pudó mantener la imagen vernácula original, solo potenciada con sutiles intervenciones de carácter más contemporáneo. Por ende se rehabilita el conjunto, dotándolo de condiciones de habitabilidad, confort y bienestar, manteniendo la conexión con el entorno siempre presente como telón de fondo.
El Vagar, Casa de Campo por Filipe Pina y David Bilo. Fotografía por Ivo Tavares Studio.
Descripción del proyecto por Filipe Pina y David Bilo
El objetivo del proyecto era poner en valor el patrimonio arquitectónico, histórico y paisajístico existente en esta pequeña región montañosa del campo portugués, denominada Cova da Beira, en la localidad de Belmonte. Esto se logró mediante la restauración y preservación de los edificios y el paisaje existente, y respetando su carácter arquitectónico y valores naturales, permitiendo una renovación del propósito turístico del complejo.
Así, creamos un proyecto lleno de convivencia, integración y superposición de memorias, y donde el pasado y el legado no se pasan por alto, pero aún convergiendo hacia la realización de un nuevo equipamiento para el Turismo en Zonas Rurales – Casa de Campo.
El Vagar, Casa de Campo por Filipe Pina y David Bilo. Fotografía por Ivo Tavares Studio.
La propuesta tenía como objetivo recuperar la antigua «Casa da Chandeirinha», así como cambiar algunos edificios antiguos en sus alrededores, transformándolos en equipamiento de apoyo y valor agregado a este complejo turístico. La intervención tuvo como objetivo rehabilitar el conjunto, dotándolo de condiciones de habitabilidad, confort y bienestar, y garantizando una organización funcional interna, con espacios independientes de uso privado, y al mismo tiempo conectando (tanto física como/o visualmente) los el entorno siempre presente como telón de fondo de este renovado complejo turístico.
En el edificio principal se mantuvo la configuración original (implantación, altura), así como los muros principales en mampostería de granito y los elementos que lo caracterizan, únicamente con la reconfiguración de la antigua y «fragmentada» cubierta, la retirada de revoques, juntas y muros de cemento, y otras composiciones que presentaron algún nivel de degradación. También se mantuvo la vegetación, tanto en el entorno inmediato como en el edificio, de modo que todo este cuerpo preexistente conservó la lengua vernácula original, sólo potenciada con sutiles intervenciones de carácter más contemporáneo, como la introducción de elementos de hormigón visto, Madera termotratada y zincado natural.
En este contexto rural, lleno de historia y un sinfín de paisajes, nace un espacio de homenaje a la naturaleza y al bienestar.